Las medidas de seguridad en el sur de Líbano se han incrementado tras el ataque con explosivos contra un blindado español de la FINUL que costó la vida a seis soldados. Esta fuerza dependiente de la ONU se encuentra en el sur del Líbano desde el fin de la guerra entre Israel y la milicia chií libanesa Hizbullah de verano del año pasado.

En Nueva York, el Consejo de Seguridad y el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, condenaron lo que calificaron de «atentado terrorista».

Este atentado con coche bomba se produjo mientras el Ejército libanés se encuentra inmerso desde el 20 de mayo en un cruento combate con la milicia islamista Fatah al-Islam en el campamento de Nahr el-Bared, al norte del país.

«Existe una clara relación entre el atentado que ha padecido el contingente español de la FINUL y los combates entre el Ejército libanés y los terroristas de Fatah al-Islam», declaró el ministro libanés de Información, Ghazi Aridi.

Fuente judiciales libanesas señalaron ayer que Fatah al-Islam se ha marcado como objetivo a la FINUL, ya que consideran que esta misión ayudó al Ejército libanés en Nahr el-Bared.

Uno 150 militares de la FINUL y del Ejército libanés se desplegaron en el lugar del atentado, a apenas diez kilómetros de la frontera con Israel, para recoger muestras del explosivo.

El comandante en jefe de la FINUL, el general italiano Claudio Graziano, declaró que «este ataque no hará más que reforzar nuestra determinación de cumplir nuestra misión conforme a la resolución 1.701 del Consejo de Seguridad de la ONU».