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Roger Jiménez 2007/6/27. Catalunya.

La cara oculta de Gordon Brown

(...) A pesar de que Gordon Brown ha sido el segundo político más famoso del Reino Unido durante el último decenio, el electorado todavía no tiene claro quién es en realidad, ni su estrategia política. Está por ver si piensa en él como una nueva versión de Tony Blair o como el exponente del viejo modelo laborista despojado de carisma.

(...) En 1983 salió elegido diputado por Dunfermline, cerca de Edimburgo, y en Westminster conoció a otro joven ansioso por la política, escocés como él, llamado Tony Blair. De aquella relación nacería una de las más fuertes, y también extrañas, alianzas en la política británica. Los dos hombres sellaron un pacto por el que no se enfrentarían entre sí por el poder y formarían una diarquía en el Gobierno.

Pero los intentos por demostrar unidad se estrellaron ante las evidencias de serias disidencias entre Brown, con una buena red de correligionarios escoceses afines -a los que otros laboristas llaman la McMafia- y un Blair mediático que se maneja bien en Londres. Brown siempre ha estado más a la izquierda que Blair. Empieza a trabajar a las 6 de la mañana, rehúsa vestir de etiqueta en banquetes y actos oficiales, y prefiere alojarse en hoteles antes que en las embajadas. Para muchos, representa la sensibilidad del viejo partido sin la deriva y el artificial estilo de Blair. En cuanto llegó al Tesoro aplicó la doctrina redistributiva de Maxton, redujo los presupuestos departamentales y lanzó programas de vivienda social y de especial atención a la enseñanza, pero dio plena libertad al Banco de Inglaterra para que fijara los tipos de interés, una de las claves del buen funcionamiento de la economía británica.

La frase «duros con el crimen, duros con las causas del crimen», que tan brillantemente popularizó a Tony Blair, fue, en realidad, acuñada por Brown. La parte más controvertida de su estrategia para combatir el terrorismo es la ampliación del periodo de detención para los sospechosos, un proyecto que condujo la primera derrota parlamentaria de Blair, obligado a aceptar una fórmula de compromiso de 28 días, que ahora Brown se propone revisar. En política exterior poco se le conoce, aunque puede clamar que a él se deben más esfuerzos que a muchos estadistas contemporáneos por atajar los males del tercer mundo, la pobreza y la deuda. Repetidamente alude a las disparidades entre Israel y Palestina en renta por habitante. Su contribución más conocida a la política europea la hizo como arquitecto y guardián de los principios económicos que mantienen a Gran Bretaña fuera de la moneda única. (...)

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