George Bush se ha salido con la suya y el nuevo presidente del Banco Mundial (BM) continuará siendo un estadounidense y, además, de probada fidelidad a la familia del actual inquilino de la Casa Blanca. Robert Zoellick, un abogado de 53 años que ha ejercido el último año como ejecutivo de un banco de inversiones, había ocupado diversos cargos en las administraciones de Bush durante los seis anteriores, entre ellos el de segundo de Condolezza Rice durante un año y medio y ex número dos del Pentágono, como su predecesor en el cargo. Anteriormente, desde mediados de los ochenta hasta 1993, cuando el padre del actual presidente fue vicepresidente y posteriormente presidente, también ocupó diversos despachos en la administración.

De Zoellick se espera que recupere el prestigio perdido por el BM tras el escándalo protagonizado por Paul Wolfowitz, que promovió a su novia de cargo y sueldo, lo que le valió un motín dentro del mismo Banco Mundial y numerosas críticas fuera, especialmente de los países europeos. De hecho, fueron las presiones de estos las que acabaron forzando una dimisión pactada y bien remunerada para Wolfowitz.

Ahora Zoellick, al que se le reconoce capacidad de liderazgo, tener una amplia experiencia internacional que le proporciona muchos contactos y ser poco amigo de los escándalos, se propone prestar una atención especial a los países más pobres de África, y promover un papel más claro del BM en las relaciones ante economías emergentes como China, India y Brasil.

Partidario del libre comercio, la proximidad de Zoellick a la industria farmacéutica y la promoción de diversos acuerdos que han privado a millones de personas el acceso a medicamentos genéricos, le ha valido las críticas de grupos como la Alianza Global contra el Sida, que le definen como «poco preparado en las relaciones con países pobres» y califican de «terrible» su nominación. Por su parte, Greenpeace ha dicho que Bush «ha vuelto a anteponer la lealtad a los méritos». También es interesante el punto de vista del Nobel de Economía y ex vicepresidente del BM Joseph Stiglitz, que hace poco comentó a algunos periodistas en Buenos Aires, que espera ver qué hará Zoellick cuando, en virtud de su nuevo cargo, tenga que pedir que se desmantele la ayuda a la agricultura de los países ricos, que los favorece en detrimento de los pobres, cuando en su anterior cargo como responsable de las negociaciones comerciales estadounidenses defendió a ultranza el proteccionismo a los agricultores de su país.