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CRÓNICA | PALPITANTE ACTO EN BILBO

TAT: «No debemos acostrumbrarnos nunca a convivir con la tortura»

Culmina una campaña que ha recibido significativos apoyos individuales y colectivos de la sociedad vasca.

Anjel ORDOÑEZ

Basta ya! la firmeza de esta exigencia retumbó ayer con fuerza entre los muros de la antigua iglesia bilbaina de La Merced. en el acto celebrado por Torturaren Aurko Taldea, fruto de la semilla sembrada en su asamblea de diciembre en Elorrio, hubo música, poesía, bertsos, danza y denuncia. Denuncia a raudales.

El mediodía de un día luminoso, el último del mes de junio, se vuelve penumbra en el interior de la sala Bilborock. Decenas de personas atraviesan el pórtico de la que fuera iglesia de la Merced y ordenadamente van tomando asiento frente al escenario. Dos guitarras esperan.

Buena parte de los asistentes habían coincidido por última vez en diciembre, en la asamblea nacional de Torturaren Aurkako Taldea desarrollada en Elorrio. En cada silla encuentran una hoja sellada con un rotundo «Torturarik ez» que resume las exigencias materializadas en aquel foro. Empezando por el «reconocimiento» oficial de la existencia de la tortura, como base para la recuperación de la memoria histórica de la vulneración de los derechos humanos en Euskal Herria.

Suben las escaleras del escenario Rafa Rueda y Mikel Urdangarin. Se cuelgan sus guitarras e interpretan una canción que habla de Jose María Sagardui Gatza con letra de Xabier Amuriza. Con las tres cuartas partes de la condena cumplidas hace ya una década, el zornotzarra es actualmente el preso político vasco con más años de cárcel a sus espaldas. Un cuarto de siglo ya rebasado, nunca a menos de 500 kilómetros de Euskal Herria. Merecía un hueco.

Sobre las notas de la canción, fotografías de viejos periódicos. Portadas del clausurado EGIN con titulares sobre Zabalza, Muruetagoiena, Arrastia, Arregi... y tantos otros. «Que no se repita». Fue la segunda medida exigida por el TAT en Elorrio. «Hay que desmantelar todo el sistema que facilita y oculta la tortura, derogar el régimen de incomunicación y garantizar el derecho al abogado de confianza». Cuanto antes.

La voz de Urdangarin y las cuerdas de Rafa siguen llenando el auditorio, mientras un proyector descarga imágenes crudas hasta lo insorpotable, representaciones de torturas con un realismo que aturde los sentidos, pero mantiene despiertas las conciencias. Golpes, vejaciones, violaciones... «Acabar con la impunidad» es la tercera demanda de TAT.

«Se debe garantizar una verdadera investigación de todas las denuncias por torturas, tanto las que están ahora abiertas como las que fueron archivadas injustamente. Y debe desaparecer la Audiencia Nacional como juzgado de excepción competente en Euskal Herria».

Con el final de la canción, los muros de Bilborock multiplican los aplausos, desaparecen los artistas. Y tras una breve silencio: «Baga, biga, higa, laga, boga, sega, zai, zoi, bele, harma, tiro, pun!». Sobre el escenario surgen ocho figuras, en blanco y negro, que trenzan movimientos al son de la música de Laboa. Ocho siluetas femeninas con los rostros cubiertos con capuchas que, con el esfuerzo del baile, apenas les dejan respirar. Parecen ahogarse. «Garantizar la asistencia», reza otra de las peticiones del TAT, en referencia a las personas que sufren algún tipo de secuela por las torturas padecidas. Siete mil almas en treinta años.

La danza de las jóvenes de Anoeta da paso a la palabra. «¿Cómo es posible?», se preguntan en la tribuna la actriz Itziar Ituño y el periodista Julio Ibarra. «¿Cómo es posible que en el año 2007, en Europa, haya que realizar concentraciones para denunciar la tortura?, ¿Cómo es posible que en el año 2007, en Europa, las personas torturadas tengan que estar pidiendo su reconocimiento? ¿Cómo es posible que en el año 2007, en Europa, nuestros conciudadanos no tengan la suficiente seguridad para no temer ser torturados? ¿Cómo es posible que en el año 2007, en Europa, cuando se realiza una detención, a los allegados del detenido lo primero que se les venga a la cabeza es el fundado temor de que esté siendo torturado?».

Una detrás de otra, las preguntas se atropellan en busca de una respuesta. Y esa respuesta es el compromiso. «No podemos acostumbrarnos a la tortura, a convivir con ella, debemos denunciarla para hacerla desaparecer de una vez por todas». Esta decisión, que presentan como firme e inmediata, se acompaña de un recado para los responsables de «una Policía que sistemáticamente usa la tortura»: «¡Basta ya! El Gobierno español debe acabar inmediata y completamente con la tortura; no podemos negociar, decidir, discutir, compartir, no podemos mantener relaciones normales con un gobierno que deja torturar, que niega la existencia de la tortura».

Ituño e Ibarra no dan tregua al micrófono. «Es el momento de adoptar decisiones firmes, no de realizar declaraciones hoy y olvidarlas mañana, no es el momento de andarse con contemplaciones. Casi todos, o muchos por lo menos, sabemos que existe la tortura y por ello es el momento de actuar contra ella. Si no, dentro de diez años, seguiremos aquí, como dice la canción, preguntándole al viento: «¿Cómo es posible?».

Homenaje a Eva Forest

«Los que hemos salido, hemos salido más fuertes. La tortura nos ha hecho fuertes, nos ha hecho más conscientes del mundo en el que vivimos». Estas palabras, que se pudieron volver a escuchar ayer en Bilbo, fueron pronunciadas por Eva Forest en el curso de la asamblea de TAT en diciembre. A la escritora, recientemente fallecida, se dedica uno de los momentos más emocionantes del acto, de la mano del también escritor Edorta Jimenez, cuya afectada voz subraya el profundo compromiso vital de Forest en la denuncia de la tortura.

Enfilando los últimos momentos toman la palabra Nekane Txapartegi y Juan Carlos Ioldi. Ambos lanzan el mismo mensaje: «El Estado utiliza la tortura como arma política e instrumento cruel e inhumano para castigar a la ciudadanía vasca. Y el TAT tiene, desde diciembre, el objetivo de convertirse en la voz de todos los torturados en Euskal Herria, y de presionar con fuerza para erradicar la tortura para siempre».

Se refieren al acto que está a punto de terminar como «la cosecha de lo sembrado en Elorrio» y avanzan que el 15 diciembre -en un lugar aún sin determinar- se desarrollará una nueva asamblea. «Seguimos, seguiremos, mientras en este país se practique la tortura, apoyaremos a los familiares y si tenemos que acudir a La Salve, a Intxaurrondo o a Tres Cantos, lo haremos. Nunca nos callarán».

El ciclo del acto se va cerrando. Mikel Urdangarin y Rafa Rueda regresan con sus guitarras: «Non geratzen den denbora». Últimos aplausos. Los asistentes se levantan de sus asientos y se llevan con ellos una certeza: hay trabajo por hacer. Al salir, en la calle, ahora hay aún más claridad.

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