Garantizar la seguridad de las fronteras y permitir el regreso de los palestinos atrapados al otro lado de la frontera son las bases sobre las que se sustenta el despliegue de los 200 efectivos de las fuerzas de seguridad y un grupo de voluntarios de Hamas en el paso de Rafah, en la frontera entre Gaza y Egipto, según indicó el capitán de las fuerzas de seguridad, Ibrahim Abu al Haija, a la agencia palestina Maan.

Un portavoz de Hamas en Gaza, Fawzi Barhum, aseguró, por su parte, que «el antiguo Gobierno nacional y el movimiento Hamas trabajan con dedicación para reabrir el paso de Rafah para permitir regresar a casa a los palestinos atrapados en la parte egipcia de la frontera». «Los palestinos se esforzarán para asegurar la seguridad hasta el paso, mientras que los egipcios asegurarán su parte», explicó Barhum.

Un miembro de Hamas aseguró que cerca de 1.500 palestinos esperan en el lado egipcio paragresar a Gaza.

Después de que Hamas se hiciera con el control de la franja de Gaza, el presidente de la ANP, Mahmud Abbas, formó el 16 de junio un nuevo gobierno con sede en Cisjordania y exhortó a los empleados públicos, entre ellos a los de los organismos de seguridad, a que no trabajaran a las órdenes de Haniyeh y les prometió que recibirían un salario mensual. Los puestos fronterizos de Keren Shalom, Karni y Rafah fueron cerrados después de que Hamas controlara la franja.

El despliegue en Rafah se conoció el mismo día en que la Autoridad Nacional Palestina confirmó la primera transferencia de los fondos recaudados por Israel y que provienen de tasas fiscales y aduaneras recolectadas por el Estado hebreo.

Fondos congelados

Israel congeló la transferencia de fondos de las tasas desde el 1 de febrero de 2006, después de que Hamas ganara las elecciones. El primer envío ha sido, según fuentes de Israel, de 50 millones de dólares. La ANP calcula que Israel retiene 700 millones que le pertenecen. El Gobierno hebreo rebaja esta cifra a 500 millones.

En los próximos días, el Gobierno de Mahmud Abbas recibirá fondos por valor de millones de dólares que suponen un balón de oxígeno para su partido, al-Fatah, enfrentado con Hamas.