Maite SOROA
Las `nuevas' fórmulas de la derechona
Ayer, «El País» iniciaba un serial con la particular versión del Gobierno español sobre lo ocurrido entre el Ejecutivo y ETA desde el 30 de diciembre pasado. Titulaban así: «El Gobierno sustituyó en enero a sus interlocutores por meros mensajeros». Y al mismo tiempo, en «Abc» nos contaban que «Emisarios de Moncloa hablaron con ETA días después de romper la tregua».
Este último asunto merecía, además, un airado editorial en el diario ultramonárquico. El titular lo decía (casi) todo: «El engaño de nunca acabar»: «lo que importa desde el punto de vista político y de la responsabilidad del Gobierno es que éste sigue queriendo mantener viva la posibilidad de reiniciar el diálogo con los terroristas, y de hacerlo con contenidos políticos, ya sea por acción o por omisión, lanzando mensajes directos o dejando que otros hagan gestiones de `apaciguamiento' ante los etarras».
Y es que, según la derechona, «mientras los terroristas sigan creyendo que el Gobierno español reanudará negociaciones en cuanto se lo propongan, ETA conservará en su poder el control de los acontecimientos, como ha sucedido hasta ahora. A esto contribuye ese absurdo argumento de que el Gobierno tiene que saber `lo que pasa en ETA', excusa para disculpar las tomas de contacto -o `de temperatura'- con los terroristas, como si los etarras fueran a desvelar sus planes o como si los servicios de información de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, así como el Centro Nacional de Inteligencia, no fueran adecuados para mantener al Gobierno al día acerca de ETA». O sea, son iniciativas parapoliciales y no intentos de resolver el conflicto mediante el diálogo.
Aporta, además, su fórmula: «El Gobierno tiene derecho a reclamar apoyo y unidad, pero para hacerse acreedor de uno y otra, tiene la obligación de merecerlos. (...) Por lo pronto, cortar por lo sano con estos canales de comunicación difusos, que no son fiables, que alientan expectativas falsas y que sólo dan rédito a ETA, en la medida en que trasladan a los terroristas la lamentable imagen de un Gobierno agobiado y necesitado, que no es capaz de romper con sus errores del pasado para empezar de nuevo, junto con el PP, una auténtica política de Estado antiterrorista». Más madera. No son nada originales, ¿verdad?