El proceso por la muerte del periodista de origen armenio Hrant Dink, que provocó gran conmoción en la sociedad turca, comenzó ayer, a puerta cerrada, en un tribunal del centro de Estambul.

La vista se abrió con cerca de dos horas de retraso en medio de estrictas medidas de seguridad. Las fuerzas de seguridad cortaron el tráfico en las calles adyacentes al Tribunal de Besiktas, en el centro de Estambul.

Unos 2.500 manifestantes, la mayor parte vestidos de negro, se reunieron en una plaza cercana bajo una pancarta en la que podía leerse «Todos somos testigos. Queremos Justicia».

Los congregados aplaudieron a la llegada de Rakel Dink, la viuda del periodista, que se sumó por un momento a la manifestación. En ese momento se corearon consignas como «Todos somos Hrant Dink, todos somos armenios».

Interrogantes sin resolver

Los abogados de la familia de Dink alertaron el viernes de que este juicio puede dejar sin resolver varios interrogantes sobre la autoría del atentado, ya que no se ha investigado la implicación de las fuerzas de seguridad en la muerte del periodista.

«Las fuerzas de seguridad no han sido incluidas en la investigación, a pesar de que tienen estrechas relaciones con los acusados y de que no han cumplido adecuadamente con su deber, han ocultado pruebas y han llegado a hacer apología del crimen y del criminal», se quejó Rakel Dink en la comparecencia del viernes.

Rakel y Hosrof Dink, hermano del periodista, enviaron un escrito al tribunal en la que reclaman que se esclarezcan todos los puntos oscuros del atentado, especialmente en lo que se refiere a la implicación de las fuerzas de seguridad.

«Tengan el coraje de desafiarlos. Sean el instrumento de la Justicia de Dios para que este proceso pueda convertirse en un momento de iluminación para Turquía», señaló Rakel Dink.

«En este proceso se enfrentan quienes defienden el sistema legal y quienes pretenden ser el Estado y la Ley», declaró Hosrof Dink. «Si se hace la luz sobre la verdad, se producirá un verdadero cambio en Turquía», añadió.

En la sesión de ayer, los dos principales acusados se culparon mutuamente de la muerte de Dink, según informaron los abogados presentes en la sala. Ogün Samast, un parado de 17 años originario de Trebisonda y miembro de un grupo ultranacionalista, se negó a declarar ante el tribunal.

Ante la Policía, Samast declaró que el pasado 19 de enero, en Estambul, disparó tres tiros a Dink ante la sede de la revista bilingüe turco-armenia «Agos», que dirigía el periodista.

Yasin Hayal y Erhan Tuncel, que declararon al lado de Samast, son, según la acusación, los dos dirigentes del grupo y quienes ordenaron la muerte de Dink.

Hayal ha pasado once meses en prisión por un atentado contra un restaurante McDonald's de Trebisonda, que provocó seis heridos en 2004.

Confidente policial

Según la acusación, Tuncel, que fue informador de la Policía, comunicó a las autoridades en 2006 que Hayal estaba preparando un atentado contra Hrant Dink.

Pero, al ser parte integrante del plan, Tuncel no comunicó a la Policía que el autor material de la muerte sería una tercera persona.

Según Oguz Ugur Olca, abogado de la parte civil, Tuncel y Hayal se acusaron mutuamente en la primera sesión de ser los autores de la planificación del atentado contra Dink.

Tuncel señaló que Hayal es «un esquizofrénico» con el objetivo de proclamar su inocencia y destacó que él no era más que un «simple informador de la Policía que había cumplido con su deber de informar a sus superiores del complot contra la vida de Dink».

La Fiscalía pide una pena de 18 a 24 años de prisión contra Samast por la muerte de Hrant Dink y de 8,5 a 18 años por llevar un arma ilegal y ser miembro de «una organización terrorista».

Hayal y Tuncel se enfrentan a penas de cadena perpetua, mientras que los otros quince acusados en este juicio tienen solicitadas penas de entre 7,5 y 35 años de cárcel.

Hrant Dink, que abogaba por la «reconciliación» entre turcos y armenios, se colocó en el punto de mira de los círculos nacionalistas panturcos por haber calificado abiertamente de «genocidio» las masacres de armenios registradas en Anatolia durante la Primera Guerra Mundial, una acusación que Turquía rechaza.