Hay momentos en la vida, como en la historia, en que las demostraciones de fuerza pueden esconder en realidad debilidad e impotencia; esa es al menos la conclusión a la que voy llegando cuando leo con un sentido crítico las noticias del imperio norteamericano. Los gringos estos que se comen el mundo y amenazan a todo dios sin ninguna medida a mí me dan la impresión de que cada vez mandan menos y de que realmente van adentrándose en una crisis muy seria, que se percibe mejor cuando uno ve cómo el personal les dice que sí con la cabeza, como a los tontos y a los borrachos, y luego cada uno hace lo que le conviene.

Pero no me hagan caso a mí, ni a mi forma de pensar, que puede estar condicionada por el paquete que les tengo a los abusadores y a los prepotentes. Analicen ustedes mismos, y si como dice un viejo refrán para muestra basta un botón, aquí les dejo un costurero completo.

La señorita Condoleezza Rice (y conste que lo de señorita no es ironía mía) recorre el mundo intentando poner orden en el Rancho Grande. En Panamá insiste, durante la reunión de la Organización de Estados Americanos, para que se condene al Gobierno de Venezuela por supuestas limitaciones a la libertad de expresión. Su intervención, corta y sintética, más parecía una orden que una sugerencia. El canciller venezolano responde (porque ya no sólo Cuba les contesta) que ante tanta preocupación por los derechos humanos habría que mandar una comisión a Guantánamo. El personal mira al techo como queriendo pasar el mal rato, ya que no es de buen gusto nombrar la soga en casa del verdugo. Condoleezza reacciona airada, se levanta, se marcha y la cita concluye sin ninguna mención al tema venezolano. La cosa tiene miga en su feudo tradicional.

Sin deshacer la maleta, la citada señorita sigue camino hacia Europa, para recordarles a todos sus aliados que «Afganistán es una obligación conjunta», y yo que pensaba que eso estaba más que claro, pero no. Cuando tienen que andar recordando lo evidente es que algo no funciona bien. El asunto es que los Estados Unidos van perdiendo su guerra particular en Irak, el Ejército israelita se estrella en el Líbano, Palestina parece una trampa caza-bobos -pisen donde pisen les dan por algún lado-, los talibanes reconstruyen su complicada madeja de alianzas locales ocupando más y más terreno, y no contentos con el panorama los norteamericanos se pasan el día amenazando con el diluvio universal a Irán, mientras le prometen al oso ruso cohetes a la carta. Pero no tienen soldados ni finanzas para tanta chulería.

Así que, con este percal, es normal que sus aliados europeos no vean nada claro adónde va a parar toda esta estrategia irresponsable, y se hagan los locos cuando les piden incesantemente carne de cañón y dineros.

Por su parte el presidente Bush, durante su infeliz gira europea, visitó en olor de multitudes Albania, y dejando a un lado que realmente resulta bastante triste que no te quieran más que en Albania, prometió enérgicamente la independencia para Kosovo (yo me pregunto por curiosidad por qué los vascos no, pero eso es harina de otro costal por lo visto), en agradecimiento le roban el reloj. No han pasado más que unas semanas y el presidente ruso organiza una reunión con los países del área para coordinar ambiciosos proyectos energéticos y económicos, no falta ninguno, incluyendo Albania por supuesto, ya se sabe que obras son amores y no buenas promesas.

Cambiando de tercio, análisis recientes de especialistas anuncian insistentemente crisis estructurales tanto en el Banco Mundial como en el Fondo Monetario Internacional, instrumentos esenciales de control económico y financiero norteamericano. El Banco Mundial debería captar urgentemente más de 16.000 millones de dólares para recuperar su capital operacional, mientras que el Fondo Monetario va a recibir por conceptos de intereses este año apenas 650 millones de dólares, la cuarta parte de lo ingresado en el 2005. La razón es que cada vez menos países piden préstamos al FMI. A este paso, no van a ganar ni para pagarse los sueldazos millonarios que acostumbran.

Por su lado China, Japón y once países asiáticos más acaban de crear un fondo común para prevenir una posible crisis financiera, y no está de más recordar que estos países poseen la mayor cantidad de reservas mundiales de dólares y deuda pública norteamericana. Al mismo tiempo, en la otra esquina del mundo, el MERCOSUR latinoamericano ha comenzado a dirigir sus pasos a la creación de un banco regional que le permita estrategias económicas autónomas.

Y como si los carteles de «Peligro: Derrumbe» fuesen pocos, en una información no secreta pero sí bastante discreta, el Banco Central de Kuwait anunció a principios del pasado mes de junio su decisión de independizar su moneda del dólar estadounidense, y el cambio de una importante cantidad de petrodólares de sus reservas a euros. Mala debe estar la cosa de verdad cuando hasta un aliado fiel como Kuwait, que le debe hasta su propia existencia a los EEUU, mete una espantada como esa, que seguramente irán copiando otros países petroleros del Golfo.

Las razones de tanta alarma con el dólar en realidad son evidentes, a nadie le cuadran las cuentas que dan los gringos. Si es el país más endeudado del mundo y no parecen tener ninguna intención de bajar sus déficits, si las guerras-locas están costando una pasta gansa y no parece que vayan a terminar a corto plazo e incluso amenazan con más, con el consiguiente gasto militar, si los datos de su Producto Interno Bruto no aumentan lo suficiente, ¿de dónde sale tanto dinero?; es sencillito, imprimen billetes de dólares y deuda sin medida ni control, papeles que cada vez tienen menos respaldo y que cada día alarman más al mundo financiero, que es poco amigo de andar en el trapecio sin red de seguridad. La verdad innegable es que el dólar estadounidense ha perdido el 50% de su valor real en algo más de cinco años.

Por si fuéramos pocos, el general norteamericano Hornburg, jefe del Comando de Combate de la Fuerza Aérea, revelaba recientemente en declaraciones al diario USA-Today que los aviones de combate rusos SU-30MKI, e incluso los de anterior generación, MIG-29, habían superado en recientes pruebas de guerra ampliamente las capacidades de sus F-15, estrella de la aviación de combate norteamericana. Y yo me pregunto: si después de tanto gasto militar los rusos hacen mejores aviones y más baratos es que ya ni en eso del armamento están por delante, y no hay olvidar que la venta de armas es una de las pocas ramas económicas productivas, competitivas y de exportación que los Estados Unidos mantienen en estos momentos.

Para colmo de contrariedades, la recién reestructurada Comisión de Derechos Humanos de la ONU acaba de eliminar por inmensa mayoría el relator especial para Cuba por innecesario, eso a pesar de las numerosas llamadas telefónicas personales que hizo el presidente Bush, prometiendo propinas o truenos, dependiendo de cada país. Hasta sus sumisos aliados europeos los dejaron solos y todos saben bien que el tema Cuba es una obsesión gringa digna de psicoanálisis. Ni en la ONU, vaya.

Claro que no hay que equivocarse, lo que es incapacidad para gobernar un mundo cada día más complejo desde un despacho, por muy oval que sea, puede acabar provocando peligrosas reacciones en los círculos de poder de los EEUU, que piensan y actúan cada vez más en clave de matones de barrio.