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Maite SOROA

El futuro de Nafarroa se decide en Madrid

Se han pasado la campaña repitiendo hasta el hastío que el futuro de Nafarroa se decidirá en tierra navarra. Y quien no sea ciego comprobará que es en Madrid donde, una vez más (y van...) se está cortando el bacalao. El editorialista de «Diario de Noticias» insistía ayer en que «lo que la mayoría de la sociedad navarra espera, impaciente ya y preocupada, es que llegue a buen fin el acuerdo entre formaciones maduras y responsables por el cambio plural y de progreso (...) se espera, con inquietud pero con ilusión, esa nueva forma de gobernar en la que primen la convivencia y el bienestar de los navarros. Un nuevo estilo que anteponga en la gestión de los presupuestos públicos la preocupación por la sanidad, la educación y el bienestar social. Los ciudadanos desconocen, por supuesto, cuáles sean las dificultades para llegar al acuerdo, que se suponen ya prácticamente resueltas. Lo que no vale ya es apelar a la cuestión de principios, a la desconfianza, para vetar o retrasar la decisión. Zapatero, como ayer se vio, lo tiene bien claro». Al final, se reconoce el papel determinante de los gobernantes de los madriles.

Y José Manuel Ayesa, presidente de la Confederación de Empresarios de Navarra, en «Diario de Navarra» alertaba sobre el cataclismo que viene: «resulta paradójico e insólito, (...) que quien ha colocado a su partido como tercera fuerza política, sea el protagonista y responsable de llevar a participar en el Gobierno de Navarra a quienes apuestan con claridad meridiana por dinamitar nuestro carácter diferencial, fulminar el Amejoramiento del Fuero y tratar de conseguir la autodeterminación y la independencia de Navarra del resto de España, de la mano o bajo la integración en la CAV». No será para tanto, digo yo. Pero seguía: «Nuestro problema (...) no es un gobierno de derechas, de centro o de izquierdas, el verdadero problema estriba en algo más profundo; lo que se está cocinando es la pérdida de nuestra propia identidad y sobre esta cuestión no existe duda, el nacionalismo tarde o temprano tratará de llevarnos a su redil.

Por estas razones, y algunas más, algunos mantenemos que debemos revisar el papel que la sociedad civil y las organizaciones que la representan deben jugar en la sociedad actual». La derechona, a la movilización so- cial. Tranquilo, no viene el lobo.

OLASO

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