Los preparativos para el estallido de la fiesta (compras de ropa, aprovisionamiento de comida y bebida, descarga de barriles...) tomaban tintes frenéticos ayer en Iruñea, aunque buena parte de la infraestructura sanferminera lleva días montada. Pero la fisonomía, y sobre todo el tono, de la ciudad no cambiará por completo hasta las 12.00, cuando se escuche el chupinazo y se cuelguen del cuello los pañuelos rojos que son símbolo de juerga ininterrumpida durante ocho días y medio: 204 horas.

La algarabía de estos días previos apunta a una fiesta que comenzará y acabará con las calles abarrotadas. Los azares del calendario han hecho que en este 2007 el día 6 llegue en vísperas de fin de semana, y son muchos los vascos que desembarcarán hoy en Iruñea para quedarse hasta el domingo. Otros, sobre todo los de los herrialdes del norte, esperarán como es habitual al día 14, festivo en el Estado francés, y que además vuelve a coincidir con fin de semana. Quienes prefieran vivir la fiesta de un modo más tranquilo disponen de cinco días adecuados: del lunes 9 al viernes 13, serán los otros Sanfermines, los de «los de casa», sin más agobios y apreturas que las de siempre.

El estudio de impacto económico realizado por primera vez a principios de año de la mano de la Cámara de Comercio y el Ayuntamiento de Iruñea desmontó algunos mitos y exageraciones, como el que aseguraba que la población de la ciudad alcanza el millón de habitantes en algunos momentos de la fiesta. No es tanto, pero sí que se duplicará, sobre todo hoy. El mismo trabajo determinó que igualmente es falsa la impresión de que muchos iruindarras se marchan; en realidad, son muy pocos los que no se quedarán para disfrutar al menos unos días.

Un éxito que no decae

Encontrar habitación en un hotel, hostal o pensión de Iruñea resulta imposible desde hace algunas semanas. Sí quedan habitaciones disponibles en Alde Zaharra, así como algunos bal- cones desde los que ver el encierro con copioso desayuno en la mayor parte de los casos. Hay quien prefiere aguantar su oferta hasta última hora para sacarles todos los euros posibles a los miles y miles de jóvenes, sobre todo europeos, estadounidenses y australianos, que llegarán estos primeros días a Iruñea. Fórmulas como las despedidas de soltero en la juerga total de la capital navarra, con promesa de borrachera o espectáculos tan alternativos como los saltos de la fuente de Nabarreria, ganan fama internacional año a año.

El calor será el otro gran invitado de estas primeras horas. Las temperaturas que se anuncian, cerca de los 30 grados para los momentos más cálidos del día de hoy, y aproximadamente 35 en el día de mañana, hacen aventurar que desde los balcones de Alde Zaharra se lanzarán centenares de litros de agua que serán recibidos con alivio. Pero los grandes protagonistas serán el champán, el kalimotxo y la cerveza en un contexto festivo que resiste a las inercias históricas del declive del poteo, la guerra al tabaco y al colesterol, y el éxito de la televisión, los videojuegos o la corrección política. La de Iruñea es la fiesta de la calle, de las cuadrillas, de la improvisación y de la irreverencia.

Son éstos los elementos clave de una fiesta que no pasa de moda. De ello da prueba, por ejemplo, la fuerte apuesta realizada por canales de televisión como Cuatro, que desplazará a Iruñea a algunos de sus periodistas más renombrados y competirá con la oferta clásica de Televisión Española en la retransmisión de los encierros con un despliegue sin precedentes: 30 cámaras, una de ellas llevada por un raíl de punta a punta de la calle Estafeta para recoger en vertical las carreras de toros y mozos.

Y las polémicas habituales

Los Sanfermines de 2007 tampoco podían llegar exentos de sus pequeñas polémicas habituales. Las fiestas serán escenarios de dos «referendos» populares sobre otras tantas figuras controvertidas. La primera es la de la reelegida alcaldesa de UPN, Yolanda Barcina, que ha decidido autoconcederse el lanzamiento del cohete, y será por tanto la primera persona que lo tire en dos ocasiones en la era reciente. La decisión de Barcina suena a revancha frente a quienes celebraron con énfasis su marcha hace unos meses. El PSN lo impidió luego.

Por encima de ésta sobresale la polémica en torno al arzobispo de Iruñea, Fernando Sebastián, que ha tenido una furibunda reacción contra la crítica a su apoyo a la ultraderecha plasmada en la pancarta de la peña Muthiko Alaiak. La cuestión ha suscitado vivos debates en la calle, como se pudo comprobar en el pasado Día de las Peñas. En realidad, son debates recurrentes (el año pasado ocurrió algo similar con la decisión del concejal Xabier Eskubi de no dar vivas a San Fermín en el chupinazo). Retratan a una ciudad en la que estos días el inconformismo, la ironía y el desenfreno ganan por goleada al aburrimiento, la pasividad y el clericalismo.

El programa oficial tendrá su contrapunto en Gora Iruñea, San Fermin Euskalduna o Iruindarrok Gazte Peña. La iniciativa popular recupera terreno año a año tras la crisis que supuso la desaparición de las txoznas.