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SAUNIER DUVAL Desde su vuelta a la competición se ha marcado el objetivo de demostrar que puede ganar sin doparse

Una vida solitaria que busca hoy su victoria más soñada

David Millar persigue el triunfo en su especialidad en la ciudad donde vive su familia y donde intentó rehacer su vida en los dos años que estuvo sancionado

Joseba ITURRIA | ENVIADO ESPECIAL

Hace un año David Millar abandonaba el túnel que ha tenido que superar en su lucha solitaria al regresar a la competición en el prólogo del Tour tras dos años sancionado por pagar su confesión de haber consumido EPO. Un año después, el ciclismo le brinda la opción de lograr un triunfo soñado.

David Millar es un hombre solitario. Es amable y educado y parece una buena persona, pero su vida le ha hecho vivir encerrado en sí mismo. Le cuesta hablar. Prefiere pedalear. Se encuentra a gusto en Saunier, pero es normal verle desayunar o entrenarse solo... con su inseparable compañera, su bicicleta. Su vida ha sido dura, con continuos cambios que le han impedido tener vínculos fuertes con un país o unas amistades.

Su padre era piloto de avión y con él voló sin terminar de aterrizar en ningún sitio. Según recuerda en su entrevista a GARA, «nací en Malta, viví en Escocia, Hong Kong, Inglaterra, Francia, Inglaterra y ahora estoy en Girona». Euskal Herria ha sido el país en el que más años ha vivido y así llegó a identificarse y a ganar una etapa en el Tour con una ikurriña en su dorsal.

«Viví ocho años en Biarritz porque me gustaba la región. En mi primer año profesional estuve en Niza, pero no me gustaba demasiado y decidí cambiar allí. Ha sido el lugar en el que más tiempo he vivido, ocho años, y por eso es mi casa. Toda mi vida he ido de un sitio para otro, no conozco otra forma de vivir. La mayor parte de la gente vive en una región toda la vida, pero no puedo imaginar eso ni cambiar las cosas», comenta Millar.

Su estancia en Euskal Herria acabó en el momento en el que comenzó su odisea al reconocer que había consumido EPO. En toda esa vida difícil, la bicicleta ha sido su más fiel compañera y por eso cuando hace tres años se quedó sin la posibilidad de competir con ella se hundió. Le quitaron el Mundial contrarreloj ganado en el 2003 y fue sancionado por dos años que vivió a la deriva con problemas personales importantes con el alcohol que consiguió superar.

Estos últimos meses muchos han reconocido que en aquella época consumían EPO, pero nadie ha sufrido tanto como él. Por eso dice que «no es justo, es irónico, pero es la vida. Para mí fue muy duro, ya he reconocido los problemas que tuve. A mí me gusta mucho la bicicleta, pero no era posible competir con ella. Después de eso me he marcado el objetivo de demostrar que podía ganar sin necesidad de doparme y lo he hecho en la pasada Vuelta y en París Niza».

Una oportunidad única

Pero ninguna victoria tendrá para David Millar el valor de la que puede lograr hoy en Londres: «Para mí es un sueño, una oportunidad que creo que no he tenido jamás. En mi primer día en el Tour gané el prólogo de Futuroscope en el 2000 y estuve tres días de líder. Pero esto es especial porque mi hermana y mi madre viven en Londres. El circuito lo conozco bien. Es la mejor carrera del mundo, siempre he adorado esta prueba y ahora lo aprecio más después de todo lo que me ha pasado».

Preguntado por la forma en la que llega al día D, Millar señala que «he tenido mala suerte con dos caídas que me han impedido seguir la preparación deseada. No estoy donde me gustaría estar, pero pienso que estaré bien en el Tour, la cita que he querido preparar específicamente en Volta y Dauphiné».

No quiere dar importancia a los resultados de las cronos disputadas en la Dauphiné porque «no era ahí donde iba a ganar la prólogo del Tour», ni siente una especial presión por jugarse buena parte de su temporada hoy: «Siempre se tiene presión en el Tour. No sé si por correr en Londres es diferente a otros años. Todo el mundo espera que yo haga algo, pero es lo mismo todos los años».

A la hora de hablar de posibles rivales para la cita de hoy cita por este orden a «Cancellara, Zabriskie, Valverde... Hay cinco o seis. No creo que haya alguno en especial». A su favor juega que conoce como ninguno el recorrido. Desde hace tiempo se ha entrenado sobre el escenario y ha sido el primer ciclista en volar a Inglaterra hace dos semanas para volver a reconocerlo. Tras examinarlo dice que «no cabe cometer ningún error. Es muy bonito, no es muy técnico. Es un Bulebar y va a ser rápido».

Lo que no espera es que la salida del Tour desde Londres ni un triunfo suyo sirvan para impulsar el ciclismo en Inglaterra: «No creo que me sigan demasiado porque no hay mucha afición al ciclismo y no pienso que esto sirva para eso. Sólo hay media docena de corredores profesionales. En Londres habrá mucha gente viendo la carrera, pero por eso no cambiará el ciclismo en Inglaterra».

En el Tour se marca como objetivo disputar la prólogo y ganar una etapa en línea. Acaba contrato, pero no se siente en la necesidad de demostrar nada para ganarse un buen futuro: «Todo el mundo me conoce y, gane grandes carreras o no, no cambia a nivel del contrato».

Se le considera como uno de los ciclistas con más clase del pelotón profesional -«Todos me dicen eso, es algo natural, he nacido para ser ciclista»- y tras el Tour tiene previsto correr también la Vuelta como preparación del Mundial, donde quiere hacer bien la prueba en línea y, sobre todo, la contrarreloj, para recuperar el título que perdió en el 2003 cuando entró un túnel que ya quedó atrás.

una vida movida

«Nací en Malta, viví en Escocia, Hong Kong, Inglaterra, Francia, vuelta a Inglaterra y ahora estoy en Girona. Biarritz es el sitio en el que más años he vivido, ocho. Toda mi vida he ido de un sitio para otro, no conozco otra forma de vivir».

UN DíA ESPECIAL

«Para mí ganar este prólogo es un sueño, una oportunidad que creo que no he tenido jamás. En mi primer día en el Tour gané el prólogo y fui tres días líder en el 2000, pero esto es especial porque mi familia vive en Londres».

«Me encanta Mayo, sobre la bici tiene algo mágico y hará un buen Tour»

De cara al Tour, Millar tiene esperanzas de que su equipo siga con su gran año: «Tenemos un buen equipo con Mayo y Cobo, que van a andar bien. Pienso y deseo que Mayo gane una etapa. Es un ciclista maravilloso. Es tímido, no habla mucho, pero sobre la bicicleta tiene algo mágico. Tiene mucha clase, su forma de correr es especial. Es magnífico y me gusta mucho correr con él».

Sobre su equipo dice que «aunque hablo poco español, estoy como en una familia. Llevamos un año impresionante y el mérito es de Matxin, que tiene buen olfato para elegir ciclistas y los lleva bien». J.ITURRIA

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