Las capturas no se resienten pese a perder el 66% de la flota pesquera
«Evolución socio-económica del sector pesquero y su incidencia en los municipios costeros de la CAV», este fue el título de la conferencia que impartió Inma Astorkiza, profesora de la facultad de Ciencias Ecónomicas y empresariales de Bilbo, en los Cursos de Verano de la UPV en Donostia
J.M. URIBARRI
La flota vasca ya no es lo que era, ni por el número de buques ni por el de personas directamente relacionadas con la industria del mar. Sin embargo, el volumen de las capturas no ha bajado en la misma medida, lo cual viene a confirmar su eficacia en los cada vez más escuálidos océanos.
La radiografía de Inma Astorkiza repasa la evolución del sector extractivo, del conservero y de la industria marítima en Bizkaia, Gipuzkoa y Araba, deteniéndose en los trece municipios -Bermeo, Elantxobe, Lekeitio, Mundaka, Ondarroa, Santurtzi, Zierbena, Getaria, Hondarribia, Mutriku, Orio, Zumaia y Pasaia- que clasifica en cuatro grupos en función de la importancia del sector en cuanto a rentas y empleo, así como de acuerdo a su dependencia del mismo.
En cuanto a la flota, el trabajo de Astorkiza constata el desequilibrio existente entre el estado de los stocks pesqueros y la capacidad extráctica de la flota. Ha tenido como consecuencia unas medidas en la política comunitaria pesquera cada vez más restrictivas, tanto en los referente a las capturas permitidas como al tamaño de la flota.
Así, entre 1988 y 2001 la flota se ha reducido en un 66%. Por subsectores, Astorkiza afirma que los arrastreros congeladores han desaparecido por competo, de los 45 existentes en aquellos años no queda ninguno; de los 24 bacaladeros sobreviven 6; de los 116 buques de altura al fresco quedan 39; la flota de bajura ha perdido el 56% de sus buques, tras pasar de 116 a 39 barcos, mientras los atuneros congeladores son los que mejor han aguantado el «ajuste», al perder sólo el 25% de los barcos y sobrevivir 24 de los 32 existentes. En la misma línea ha disminuido el número de empleados. El trabajo de Astorkiza indica que entre 1985 y 2001 se ha perdido el 44% de los puestos de trabajo. Por sectores, el 66% del personal de altura, el 67% de los bacaladeros, el 92% de los trabajadores de los arrastreros congeladores y el 14% de los trabajadores de los atuneros.
No obstante, Astorkiza destaca que la productividad media, si lo medimos como el valor de las capturas por trabajador, ha ido aumentando paulatinamente en todos los subsectores. Entretanto, el valor de las capturas marca un descenso paulatino y, debido a la globalización, el precio de los productos no refleja la escasez o la abundancia local de tal o cual especie porque el pescado de aquí es sustituido por el de fuera, evolucionando a la baja su valor.
Sí ha aumentado el número de empresas conserveras y en el periodo entre 1995 y 2001 se multiplican por 2,3. Gipuzkoa es el herrialde que presenta un mayor crecimiento -el número de establecimientos se multiplica por 3,4-, aunque es muy atomizado y, en comparación con Bizkaia, emplea a un menor número de trabajadores. Si la media de empleados en una empresa de Bizkaia es 43, en Gipuzkoa es sólo de 14.
Respecto a la industria marítima, Astorkiza señaló que aporta el 2,5% del PIB de la CAV. El 80% de estas empresas está instalada en Bizkaia y el restante 14% en Gipuzkoa. Este sector factura alrededor de 1.000 millones de euros y su influencia se extiende más allá de la franja costera.
Cuatro tipos
La profesora Astorkiza, en relación a la incidencia de la industria del mar en lo distintos municipios costeros, establece cuatro tipos de localidades.
En el primero figuran Bermeo, Ondarroa y Pasaia, porque el peso del sector es grande en términos absolutos y su dependencia del mar supera la media. Son localidades que pierden población, con un sector primario en retroceso pero una industria marítima grande y diversificado.
En el segundo grupo se encuentra en solitario Getaria, con una actividad pesquera grande en términos relativos y menor en términos absolutos. La población aumenta y, aunque el empleo en el sector primario baja, no lo hace de forma dramática.
En el tercer grupo aparecen, Hondarribia, Mutriku, Elantxobe y Orio, localidades con un sector pesquero medio, tanto en términos relativos como en absolutos. Finalmente, en el último grupo figuran Zierbana, Mundaka, Zumaia y Lekeitio, con un sectore pesquero de pequeño tamaño y escasa dependencia del mar.
La profesora Inma Astorkiza opina que, con estos datos y confirmada la evolución a la baja del sector, «el el gran ajuste del sector está ya hecho. Tal y como discurre la política comunitaria, parece que el número de barcos o la flota no va a crecer por los topes impuestos. En todo caso, lo único que se permite es descender porque la Comunidad paga subvenciones para el desguace de barcos. Desde el año 2005 ya no hay subvenciones para la construcción de barcos nuevos ni para modernizar la flota existente. Con estos techos, el sector extractivo puede ser más eficiente pero no crecerá en número. En todos estos años de ajuste la flota ha bajado muchísimo, pero las capturas no han disminuido en la misma medida, lo que significa que los barcos, en todos los subsectores son más eficientes. Esa es la dirección. Tener unos barcos bien dotados, modernos y eficientes. Lo ideal sería tener una flota más o menos adecuada con los recursos».