Nadie es perfecto» plantea un tópico que se convierte en un enunciado de tesis. Quienes tienen el cuerpo esbelto, la cara de cromo, tienen las neuronas embutidas en cremas o en silicona, mientras que aquellos que son capaces de desarrollar un pensamiento, hacer una multiplicación o división sin utilizar los dedos no son capaces de dar una voltereta en una colchoneta. Desde este planteamiento primario muestran la dicotomía, aunque la presencia de Jesús Vázquez pueda servir para resolverla, para encontrar la síntesis. Un hombre guapo, de cuerpo trabajado, que da muestras de inteligencia y de tener el cerebro amueblado.

La verdad sea dicha es que se trata de un sencillo reality, que muestra cómo dos mundos que conviven sin excesivos roces pero que en lo presentado, o se trata de un gran fraude y todas las respuestas y todos los participantes son actores que cumplen sus papeles, o la situación es grave. Me parece más creíble la incapacidad de algunas personas para mover su cuerpo con soltura, coordinadamente, que la existencia de jóvenes que no puedan hacer una multiplicación simple o que demuestren reiteradamente una incultura suprema, desconociendo hasta el nombre de Picasso. Colocada la duda esperaremos el desarrollo del jueguecito, pero de entrada nos parece bastante maniqueo.

La retransmisión en directo de los encierros por dos cadenas nos coloca ante otra dicotomía. Podríamos buscar analogías, pero no acabo de encontrar el lugar en el que colocar la belleza y la inteligencia en las retransmisiones de TVE o en Cuatro. Voy por lo obvio: en TVE se han quedado con los anunciantes, es decir con la rentabilidad. En Cuatro con la verborrea, con el estilo radiofónico. Hay un noventa por ciento de concomitancia en imágenes y planos. A TVE no le dejan entrar en la plaza, es la única diferencia manifiesta. El primero de este año empezó con retraso, hablaban los locutores de tensión, que no era otra que la suya propia. Especialmente en el equipo que encabeza Manolo Molés en Cuatro, que no pueden decir más tópicos en menos minutos. Son noveles, indocumentados y folclóricos. En TVE siguen con la sobriedad franciscana. Seguiremos madrugando.