Más de un centenar de personas participó ayer por la mañana en el acto de homenaje organizado por el colectivo en defensa de la memoria colectiva Ahaztuak 1936-1977 en la entrada a la explanada de la playa de Saturraran, en recuerdo a las mujeres encarceladas durante el franquismo en la prisión de mujeres que se ubicó en el mismo lugar y en la que fallecieron, al menos, 177 mujeres y varios niños.

Ahaztuak 1936-1977 organizó el acto llevado a cabo ayer en esta playa de Muttriku en el marco de la campaña «Lugares de Memoria» que esta asociación tiene actualmente en marcha. En el homenaje se recordó a las mujeres que sufrieron condena entre 1938 y 1943 en la cárcel que antaño se encontraba erigida en los accesos de la citada playa, entre los pueblos de Mutriku y Ondarroa. Según el colectivo, «alrededor de cuatro mil mujeres pasaron por la cárcel de Saturraran durante el tiempo que permaneció en funciones», regida en ese periodo por monjas mercedarias «que hacían las veces de guardianas».

En cinco años, 177 muertes

Recordaron, además, las condiciones de vida «infrahumanas» que tuvieron que hacer frente, incluso con sus propios hijos e hijas de corta edad encarcelados junto a ellas.

Como consecuencia de las duras condiciones de vida que regían la prisión de Saturraran, según Ahaztuak, «177 personas recluidas en esta cárcel, mujeres la mayoría, pero también varios niños de corta edad, fallecieron en ella». Ante el recuerdo de aquellos duros años en la prisión, una emocionada Victoria Fernández Cotillo, natural de Gallarta, fue homenajeada por los presentes en el acto de ayer. Especial recuerdo tuvieron también para Asunción Rodríguez Pulgar, vecina de Deba recientemente fallecida y que también estuvo presa en este penal instalado en la costa guipuzcoana. Con la participación de bertsolaris y dantzaris, el acto fue seguido de una intervención de un representante de Ahaztuak 1936-1977.

Éste reivindicó «la memoria histórica como elemento de recuperación no sólo de la verdad de lo que fue el franquismo, sino también de unos valores democráticos hoy en día aún tan débiles y cuyo máximo exponente ha de ser el respeto a la voluntad popular».

Por esa misma máxima democrática, el representante del colectivo, que no invita a cargos institucionales a sus iniciativas, dio paso al alcalde electo de Ondarroa por EAE-ANV, Unai Urruzuno, que reivindicó que la verdadera legalidad y legitimidad la otorga el propio pueblo.