Más de 150 muertos en un atentado al norte de Bagdag
Alrededor de 200 personas murieron y varios centenares más resultaron heridas en las últimas horas en Irak en una oleada de atentados registrados principalmente al norte de Bagdad. La acción que causó más víctimas mortales fue perpetrada ayer por la mañana con un camión cargado de explosivos en un mercado de la zona de Amarli, al sur de Kirkuk. Este ataque, el más grave ocurrido desde abril, acabó con la vida de al menos 156 personas.
BAGDAG
La explosión de un camión cargado de explosivos y conducido por un kamikaze en un mercado de la localidad iraquí de Amarli, al norte de la capital, causó ayer al menos 156 muertos y 255 heridos, según el último balance realizado por la Policía. Sin embargo, estas fuentes precisaron que el número de víctimas aún no es definitivo ya que todavía hay unas veinte personas desaparecidas que podrían encontrarse bajo los escombros.
La onda expansiva de la explosión, la más mortifera desde el pasado 18 de abril, destruyó varios edificios anexos al mercado, medio centenar de viviendas y unos veinticinco locales comerciales. Además, el tendido eléctrico y los conductos de agua también se vieron seriamente dañados.
«Algunas personas están todavía debajo de los escombros sin nadie que les ayude. No hay ambulancias para evacuar a las víctimas», explicó Haitham Hadad, quien trasladó en su propio coche hasta la localidad vecina de Tuz Khormato a un familiar herido. De hecho, muchos de los heridos fallecieron mientras eran trasladados en camiones de granjeros por los equipos de rescate desde Amarli a Tuz Khormato, a unos 45 kilómetros de distancia. El doctor Hassan Zein al Abedin, director de Sanidad de la provincia de Salahudin, reveló que entre las víctimas había mujeres y niños.
Amarli, ubicada a 165 kilómetros al norte de Bagdad y a 90 al este de Tikrit, está habitada por una población mixta de kurdos y turcomanos chiíes, una etnia minoritaria en Irak, cuyos seguidores viven principalmente en el norte y centro del país, aunque muhos de sus miembros son también suníes.
Media hora de lapso
La víspera de este grave atentado, al menos 26 personas murieron y otras 33 sufrieron heridas de distinta consideración en otro ataque suicida con coche bomba ocurrido en el exterior de una cafetería en la pequeña localidad kurda de Ahmad Maref, cerca de la ciudad de Janaqin. Según informó el comandante de la Policía Zahid Ali Hussein, la localidad, con calles sin asfaltar, cuenta con unas treinta casas habitadas por granjeros kurdos que, después de la invasión estadounidense de 2003, volvieron a sus casas, de las que fueron expulsados por Saddam Hussein.
Media hora después de esta deflagración, un kamikaze activó el cinturón de explosivos que llevaba adosado al cuerpo en medio de un funeral en la localidad chií de Zargosh, en la provincia de Diyala, matando a 22 personas e hiriendo a otras quince.
Recientemente, las tropas estadounidenses han señalado que numerosos líderes insurgentes han huído de Baquba, capital de Diyala, tras la ofensiva contra la ciudad, y «han encontrado una buena guarida en Salahedin.
Pocas horas después de la explosión de Amarli, tres militares iraquíes, entre ellos un oficial de alto rango, murieron y cinco civiles resultaron heridos tras la explosión de una bomba en las proximidades de una gasolinera en Al Deluiya, también en Salahedin.
«Error»
En la misma provincia, en la localidad de Yezreb, dos policías fallecieron en un ataque lanzado «por error» por un helicóptero estadounidense contra un control policial al norte del país. Las tropas norteamericanas se justificaron al señalar que el puesto de control no estaba incluido en los mapas a su disposición.
Pese a los planes y amplios operativos de seguridad que las tropas invasoras y las autoridades colaboracionistas de Irak pusieron en marcha hace varios meses en Bagdad y otras zonas del país, con la participación de miles de soldados estadounideses e iraquíes, la violencia persiste y casi a diario provoca la muerte de decenas de civiles.
Por otro lado, el Ejército estadounidense comunicó ayer la muerte de nueve soldados en varios ataques insurgentes y en un accidente ocurridos en distintos puntos de Irak en los últimos dos días. Con estas muertes, el número de soldados y personal de EEUU que ha perdido la vida en Irak desde la invasión del país en marzo de 2003 asciende ya a 3.599.
También el Ministerio británico de Defensa informó ayer de la muerte de dos militares en sendos ataques en Basora, con lo que ya suman 158 las bajas en sus filas.
El ministro australiano de Defensa, Brendan Nelson, reconoció por primera vez la pasada semana que su país se involucró en la invasión de Irak para garantizar el suministro de crudo.