La actividad en el hipódromo de Donostia quedó reanudada poco antes de las tres de la tarde, tras informar el Departamento de Interior de Lakua de que el aviso de bomba registrado a mediodía era falso.

Según explicaron fuentes de la DYA, este servicio de ayuda en carretera recibió a las 12.09 una llamada de un comunicante anónimo afirmando que un artefacto había sido colocado en el hipódromo de la capital guipuzcoana -ubicado en Zubieta, junto a Lasarte- y que iba a estallar una hora y cuarto después, es decir, a las 13.25. El mensaje concluyó con las palabras «Gora Euskadi askatuta». Las mismas fuentes comentaron que la voz del comunicante parecía la de un varón de entre 30 y 35 años y que éste habló «de forma precipitada» y en castellano.

Tras ser alertada del aviso, la Ertzaintza procedió a desalojar el hipódromo, donde se celebraba un concurso hípico internacional, concretamente en la modalidad de saltos. Los efectivos de la Policía autonómica desplazados al lugar inspeccionaron y rastrearon las instalaciones sin encontrar ningún tipo de artefacto, por lo que dieron por finalizado el dispositivo pasadas las 14.30.

Algunas de las personas que se encontraban en el recinto, como los jinetes que participaban en el concurso, permanecieron en una zona de ocio de las inmediaciones hasta que pudieron regresar al hipódromo. Las carreras se reanudaron siguiendo el programa previsto, aunque quedó suspendida la del Trofeo Aguas del Añarbe, que estaba teniendo lugar cuando se produjo la alerta.

En una semana

Si bien ni desde Lakua ni desde el Ministerio español de Interior se comentó ningún extremo que lleve a relacionar ambos avisos falsos, se da la circunstancia de que éste es el segundo que se produce en siete días que provoca el desalojo de una instalación de uso público.

El sábado de la pasada semana, la DYA, así como GARA y el «Diario de Mallorca», recibieron sendas llamadas anónimas, minutos después de las 12.00, en las que se alertaba de la colocación de un artefacto en el areopuerto de Ibiza (Illes Balears). Unas 4.000 personas -entre viajeros y trabajadores de las líneas aéreas- fueron desalojadas. La Policía española llevó a cabo un exhaustivo registro mientras que el aeropuerto internacional permanecía cerrado y el tráfico aéreo clausurado durante más de dos horas, lo que afectó a unos 13.000 pasajeros, según datos aportados por AENA.

La Policía realizó una deflagración controlada de un paquete sospechoso.