Muy querido Don Fernando: Me parece mal, muy mal todo el montaje que ha levantado usted a propósito de ese desgraciado asunto. De no haberlo revuelto tanto, ya nadie se acordaría.

Sus posicionamientos en muchos casos han sido este año especialmente agresivos. No se extrañe de que haya gente que reaccione así y mezcle cosas. En este caso simplemente le han dicho a usted que es un fascista, y lo peor es que han creído que la imagen de Jesucristo también lo es. No hay más.

¿No sería mejor que usted se examinara un poco para ver qué puede haber de verdad en todo eso? Necesitamos con urgencia un obispo pastoral, afable, cariñoso, humilde.

Sus días aquí están terminados. Agrava usted nuestros problemas más, y nos hace daño. También la Iglesia está jugando con Navarra.

PD: No iré a la Misa de reparación del día 15 en la Catedral. «No sé de qué estará Dios más harto, si de los pecados de los hombres o de ciertas reparaciones» decía una vez un teólogo eminente.