Raimundo Fitero
Paco y sus cosas
En qué genero se debería clasificar la serie «Los hombres de Paco»? Posiblemente no tenga mucha importancia, pero al ser unos personajes que van uniformados o que utilizan chapas y pistolas, la cosa debería entenderse como una aproximación no realista a esos funcionarios. Lo que sucede es que si bien las tramas tienen asuntos policiales, lo que parece interesar más son los otros problemas de relaciones, las insatisfacciones, los ligues, los desamores, la vida fuera del Cuerpo, es decir de la vida de los maderos, cuando no están de servicio.
Debo confesar que es una de esas series que me ha sorprendido, que amigos y conocidos la siguen, que tiene unas audiencias considerables, pero que la encuentro siempre sobrecargada. Todos los actores sobreactúan, casi como si fuera un estilo. Los que no lo hacen, sobresalen. Pero, claro, es que Juan Diego es simplemente un grandísimo actor, haga lo que haga. Hay más buenos actores o actrices, pero parece que la dirección y los guionistas les reclaman ese punto de desmesura para que se salgan del cuadro meramente realista. Y así lo hacen; el problema, a mi entender, reside en que entonces se colocan en el sainete. O en una rara entidad farsesca que no acaba de tomar el vuelo del esperpento, y lo fía todo a unas situaciones entre absurdas y de astracanada de trazo grueso.
Obviamente los actores están bien, pero sus diálogos son muy toscos. La cantidad de tacos que utilizan es casi parangonable a los de cualquier reunión de taberna, por lo que restringida como está la acción netamente policíaca, con unas tramas amorosas que parecen un vodevil, hace que sea difícil colocarla en una estantería de denominación de origen clara. Y quizás ahí resida esta aceptación, aunque la tendencia sea a ridiculizar a ese equipo de maderos, lo que siempre es, aparentemente, un ejercicio saludable, aunque la trampa pueda estar en que al ser tan torpes nos caigan bien y les perdonemos todos los desmanes que hacen o intentan. Y que se atrevan a hacer un capítulo como el del pasado miércoles, con un título tan desafortunado como «Los GAL de San Antonio». Esto no tiene ninguna gracia.