Caja Laboral, como conclusión de su informe sobre la economía de los cuatro territorios de Hego Euskal Herria, considera que el pasado año fue positivo, y que los años venideros pueden continuar en la misma línea, siempre que se incremente «la capacidad de producir y ello requiere incrementar el capital y el trabajo». Suena a receta mil veces repetida, tanto si la economía va bien como si va mal. En un caso y en otro, es necesario que crezca la capacidad productiva, aunque nada se propone para que ese crecimiento no siga suponiendo una progresiva pérdida de derechos de los trabajadores y una merma de la calidad y seguridad en el empleo. Por ejemplo, se recalca la reducción de las tasas del desempleo, pero nada se dice del tipo de empleo que se está creando, de la temporalidad, de la precariedad... Son datos que, por lo visto, poco o nada afectan a los grandes datos económicos. Sí hay un elemento de importantísimo calado social que se nombra en el informe, y es el referido a la vivienda. Los representantes de Caja Laboral no creen que vaya a estallar la dichosa burbuja inmobiliaria, ni que vayan a bajar demasiado los precios de la vivienda. Y ello porque, según señalan orgullosos, la morosidad no puede ser más baja y la «hipoteca es lo último que se deja de pagar».