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tour Primera etapa de Pirineos

Duelo al sol: Rasmussen y Contador

El danés y el madrileño dejaron la general como una pelea entre ellos en la primera etapa pirenaica, donde Astaná perdió lo recuperado el sábado tras la pájara de Vinokourov. Euskaltel-Euskadi no pudo llevarse la etapa pese a llevar la iniciativa de la carrera

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Arnaitz GORRITI | DONOSTIA

La primera etapa en los Pirineos no defraudó. Los 197 kilómetros que separaron Mazamet de la cima de Plateau de Beille fueron un continuo sobresalto para los sentidos, con muchos frentes abiertos y una resolución de la etapa con el triunfo de Alberto Contador, que batió a Michael Rasmussen al esprint. De esta forma, la lucha por el maillot amarillo queda, en principio, limitada a un «duelo al sol» entre el madrileño y el danés, los grandes vencedores de la jornada de ayer.

Por otro lado, si hubo ayer algún perdedor, ése fue el equipo Astaná, que se dejó en la carretera todo lo que había ganado en la contrarreloj de Albi. El mejor del equipo kazajo fue An-dreas Klöden, que entró en la meta sexto, a casi dos minutos de Alberto Contador. Kasheckin entró a 2.23. Vinokourov, sin embargo, reventó en el Pailheres y perdió casi media hora en la meta.

Euskaltel-Euskadi, sin premio

Mención especial, una vez más, para Euskaltel-Euskadi, que llevó el peso de la carrera, metió a Rubén Pérez y a Amets Txurruka en la escapada buena y tuvo a cuatro hombres más en el pelotón a pie del último puerto. No obstante, la pelea por la general dejó sin opciones al equipo naranja, pese a apostar como nunca por una victoria de etapa.

Finalmente, tras el terremoto de ataques entre los favoritos, Mikel Astarloza llegó a la meta en duodécimo lugar, con lo que se afianza entre los diez primeros de la general y se convierte, de facto, en el jefe de filas de Euskaltel-Euskadi, vista la insuficiencia de un Zubeldia que, hormiguita, es decimotercero.

Sea como fuere, etapas como la de ayer son de las que hacen afición. El inicio fue una locura colectiva, con ininterrumpidos intentos de fuga, donde el principal protagonista era Euskaltel-Euskadi, consciente de que las oportunidades se van agotando y que en los Pirineos hay que quemar los últimos cartuchos.

De esta forma, un sexteto formado por Pérez y Txurruka de Euskaltel, Barredo de Quick Step, Colom de Astaná, Gutiérrez de Caisse D'Epargne y Kuschynski de Liquigas lograba hacer camino y abrir una ventaja de hasta 11 minutos.

No obstante, Saunier Duval Prodir, pensando en la victoria con Iban Mayo, comenzó a tirar del pelotón y a hacer menguar la distancia. A pie del puerto de Pailheres, de categoría especial, la renta del grupo cabecero rondaba los ocho minutos.

El exceso de Saunier Duval

El trabajo de Rubén Pérez -premio al corredor más combativo de la jornada- descolgó a Kuschynski, y el sexteto se fue disolviendo hasta quedar en un cuarteto con los dos Euskaltel, Gutiérrez y Colom.

Detrás, Iker Camaño y David Millar ponían el pelotón a un ritmo asfixiante. La ventaja fue bajando a ritmo vertiginoso, pero con el precio de que los de Matxin se quedaron sin corredores a falta de cuatro kilómetros de ascensión al Pailheres.

Sin embargo, el destrozo ya se había causado. Schleck cedía y Alexander Vinokourov, el «ogro» a quienes todos temían al principio de la etapa, pagaba sus demasías en la víspera a seis kilómetros de la cima. Otros valientes como Moureau se dejaban caer o el propio Mikel Astarloza se descolgaba para no ahogarse en un ritmo tan alto. Hasta el propio Iban Mayo se quedaba a falta de un kilómetro a la cima.

Continúa la caza

Tras la bajada y en la parte llana de la carrera, previa a la escalada a Plateau de Beille, Carlos Barredo volvía a enlazar. La ventaja del quinteto no llegaba a los tres minutos, fruto del trabajo de un Hincapie que cumplía las órdenes de Johan Bruynell.

Rubén Pérez llegó vacío al pie del puerto y, junto con Barredo, cedió desde el inicio. Colom y Gutiérrez, más veteranos, dejaron hacer a un Amets Txurruka al que le pudo la ansiedad.

El pelotón se echaba encima y aún quedaba mucho. A falta de 13 kilómetros, Colom atacaba y se iba solo. La opción de victoria para los vascos volvía a quedar en agua de borrajas. No obstante, hay que descubrirse ante la valentía de los naranjas. Por detrás Valverde, junto con Mayo y Zubeldia, era el primer «gallo» en ceder, pero aún había mucho que desplumar.

La astucia de Rasmussen

Con Colom lanzado en pos de la etapa y los líderes a la greña, pero sin poder distanciarse unos de otros, la astucia jugó un papel primordial ante la evidente igualdad en las fuerzas. Klöden y Sastre sufrían estoicamente, mientras Evans y Leipheimer amagaban con atacar. Faltaban diez kilómetros.

Fue Leipheimer quien desencadenó las hostilidades, seguido por Sastre, Rasmussen, Contador, Evans y Kasheckin, amén de un sorprendente Soler y Klöden, a distancia. Contador y Rasmussen parecían los más fuertes pero, con el enganche de Evans, los demás soportaban sus ataques.

Así fue hasta que faltaban seis kilómetros a meta. Contador volvió a arrancar y Rasmussen fingía debilidad, Evans no se atrevió a salir y parecía que el madrileño se largaría solo. Pues no. El «pollo» danés se la jugó a una carta y dio un cambio de ritmo al que sólo siguió Evans. El australiano, el mejor contrarrelojista, reventaba y Rasmussen y Contador, los mejores escaladores, se dispusieron a correr a relevos, aunque el peso del dúo lo llevó el líder del Tour. Por detrás Sastre tiraba y Soler y Leipheimer saltaban para completar una gran etapa.

A poco más de tres kilómetros la pareja de líderes cazó a un Colom agotado, que aún fue capaz de ofrecer la rueda a Kasheckin y a Klöden. Mientras tanto, Contador batía a Rasmussen al esprint a la espera de que los Pirineos, con la etapa de hoy entre Foix y Loudenvielle Le Louron, diriman este duelo al sol. Son primero y segundo con 2.23 entre ellos. ¿Cosa de sólo dos?

Euskal txirrindulariek etapa lortu ez izanaren pena erakusten dute helmugan

Plateau de Beillera bidean lan bikaina eginagatik, garaipenik gabe geratu ziren beste behin euskal txirrindulariak. Hala, helmugan egindako elkarrizketetan, egindako lan eskerga dela-eta pozik, baina irabazi ezinagatik penatan azaldu ziren Tourreko euskaldunak.

Esate baterako, Amets Txurrukak «taldeak nigan konfiantza handia erakutsi du eta, logikoki, ni taldeari erantzuten saiatu naiz», esan zuen.

«Colom, Barredo eta Gutierrezek ez digute askorik lagundu, baina ez da harritzekoa. Azken baten, ihesaldian bi taldekide guk sartu ditugu eta halakoetan normalena bi kide dituen taldeari lan eragitea izaten da. Ruben bikain aritu da, baina ezinezkoa izan da. Gainera, sailkapen nagusia jokoan dutenak bertan eta oso indartsu zetozela ikusten genuen eta, beraz, ez da posible izan», zioen Etxebarrikoak.

«Azken baten, kontua ez da besterik behin eta berriro saiatzea baino. Indarrik ez duzula uste izanda ere, ekin beharra dago, ea noizbait etaparen bat irabazterik dugun», amaitu zuen Txurrukak.

Bestalde, nahiko nahigabetuta helmugaratu zen Saunier Duval Prodirreko taldeburu Iban Mayo ere. Nahiz eta taldeak egindako lana eskertu, bere ezina onartzea besterik ezin izan zuen egin igorreztarrak.

«Pena handia da gaurko ¯atzoko¯ etapan gertatutakoa, nire taldeak egin duen lan bikainagatik eta honaino hurbildu den zaletu andanagatik, batik bat. Nahiago nuke garaipenen bat eskainiko banie eta, egia esan, hobeto nenbilela uste nuen».

«Pailheresen gora taldeak ezin hobeto tiratu du, baina mendatearen azken aldera ez nindoala ongi konturatu naiz. Hankak gogortuta geratu zaizkit eta neronen erritmoa hartu arte gelditu behar izan dut. Gero, Plateau de Beille igotzen, berriz, ez dut neukan dena eman esana baitut nire helburua etapa garaipenen bat lortzea dela. Egia esan, ez dakit zer gertatu den; agian bezperan erlojupekoan egindako esfortzuagatik izango zen... Ez dakit. Ea bihar ¯gaur¯ edo asteazkenean hobeto aurkitzen naizen», adierazi zuen bizkaitarrak.

Mikel Astarloza, berriz, ez zen ihes eginda ibili atzokoan. Dena dela, sanpedrotarra izan zen helmugara iritsi zen lehenbiziko euskalduna. Horrezaz gain, sailkapen nagusiko zortzigarren postuan jarraitzen du.

«Egunek aurrera egin arren, ongi aurkitzen dut neure burua. Garrantzitsuena, dena den, egun batean ere ez huts egitea izaten ari da», aipatu zuen helmugan.

Pailheresen atzean geratu bazen ere, buelta ematen asmatu zuen gipuzkoarrak.

«Pailheres nahiago izan dut lasaiago igo. Bi taldekidek beherakoan tropela harrapatzen lagundu didate eta, begira, hor aurreztu ditudan indarrek asko lagundu didate ondoren», esan zuen pasaitarrak.

A. G.

Contador se muestra muy molesto con la actitud de Rasmussen y dice que el danés «no tiene palabra»

El vencedor de la etapa de Plateau de Beille, el joven de 24 años Alberto Contador, tomó ayer el segundo lugar de la clasificación general después de descolgar al australiano Cadel Evans.

Sin embargo, el madrileño se mostraba muy molesto con el líder de la ronda gala, debido a su actitud al final, donde Rasmussen le hizo un cambió de ritmo.

«No me ha gustado mucho, me ha atacado en los dos últimos kilómetros y me ha demostrado que no tiene palabra», declaró fastidiado. Pese a su enfado, la joven perla de Discovery se confesó muy contento por ganar una etapa del Tour.

«Ganar en el Tour ante todo el mundo, en fin de semana, ante mi afición y ante mi familia, que me ha estado empujando, lo es todo. Para mí es como si ya se hubiera terminado el Tour, independientemente de cómo acabe. Me da igual si más tarde tengo un mal día», aseguró.

Cuestionado sobre la posibilidad de acabar en el podio de París, Contador admitió que le gustaría, pero tampoco le dio excesiva importancia. «Ahora sólo pienso en llegar al hotel, tumbarme, descansar y pensar únicamente en volver a salir en la próxima etapa. ¡Que me quiten los bailao!», concluyó.

Por su parte, el líder del Tour explicó que su trabajo en la parte final de la etapa tenía como objeto descolgar a los contrarrelojistas.

«Llegó un momento en que me dije: `está bien, no voy a ganar la etapa, pero eliminaré a los rivales de la victoria final'. Entonces fui a tope, hasta la llegada y Contador estaba en mejor posición para cruzar la meta».

Aun así, se mostraba muy cauto al recordar que «todos los que están a menos de seis o siete minutos de mí, pueden ganar. Hay 400 kilómetros de Pirineos por recorrer y quedan todavía muchas batallas por disputar», terminó.

A. G.

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