El Tour se decidirá en Euskal Herria. Michael Rasmussen tiene el amarillo y Alberto Contador lo quiere. Ambicioso, la perla del Discovery sacudió al danés, que aguantó como pudo las embestidas de su rival. Increíble, los dos terminaron las rampas del Peyresourde al esprint. El Tour es cosa de ambos y la etapa de mañana se presenta decisiva y espectacular. Un órdago al que ya le gustaría responder a Alexandre Vinokourov, pero la mala suerte ha perseguido al kazajo y no puede optar al triunfo final en París.

Eso sí, genio y raza tiene de sobra y ayer sumó su segunda victoria en tres días. Es un ciclista ofensivo, de ataque, todo lo contrario que Haimar Zubeldia. Por fin, el usurbildarra mostró su cara combativa, fue tercero y asciende hasta la séptima plaza, mientras que Mikel Astarloza, magnífico de nuevo, se mantiene décimo. Todo Euskaltel-Euskadi volvió a dar el do de pecho.

Decía Contador el domingo, tras su victoria en Plateau de Beille, que ya no necesita más, que se podía retirar tranquilo. En esa línea, antes de la salida confesaba que en su tercer Tour su principal objetivo era aprender y guardar el maillot blanco de mejor joven -sólo tiene 24 años-. Su asalto al amarillo lo tenía previsto en 2009.

Pero el madrileño es un ciclista precoz. Se ha adelantado dos años. Siempre ha ido por delante en la vida. Un diamante en bruto que se formó en Euskal Herria, en el Iberdrola de Peio Garaialde, y bajo la atenta mirada de Manolo Saiz. Le dio la alternativa en la ONCE con tan sólo 20 años. Desde entonces, no ha hecho más que crecer, a pesar de que el destino ha sido cruel con él. En 2004, tras una caída en la Vuelta a Asturias, le descubrieron un cavernoma cerebral. Ya en casa, sufrió otro ataque y tuvo que ser intervenido de urgencia. Un mal genético. Su hermano Raúl sufre parálisis cerebral. La vida se le ponía cuesta arriba, pero él se agarraba con fuerza.

Saiz no se movió de su lado, un gesto que Contador agradeció en público. No fue dado de alta hasta finales de año, y lo primero que hizo fue subirse a la bici. Asombró a los médicos. Sólo unos meses después ganaba una etapa en el Tour Down Under y Saiz lloraba de alegría. El idilio deportivo finalizó en marzo del año pasado; el técnico fue detenido por estar involucrado en la Operación Puerto. Bajo la bandera del Astaná, no pudo correr el Tour, igual que Vinokourov. Bruyneel y Armstrong ya le habían echado el ojo y Discovery le fichó en 2007.

Apasionante duelo

Vive deprisa y esprinta en los puertos. Ya lo hizo en el Galibier. Fue sólo un aviso. El domingo presentó su candidatura al Tour 2007 en Plateau de Beille y ayer retó a Rasmussen.

Contador esperó a que el líder se quedara sin compañeros tras Bales -Boogerd estuvo de nuevo impresionante- y dio cuatro latigazos impresionantes en el Peyresourde. Mientras que los demás se retorcían, él esprintaba. Rasmussen aguantaba el suplicio y se agarró como pudo a la rueda del madrileño, que le machacó hasta la línea de meta.

La etapa, sin embargo, fue para otro depredador, Vinokourov. El kazajo es un corredor irregular, de altos y bajos, y espectacular: ganó la crono, se hundió en Plateau de Beille y ayer volvió a mostrarse inalcanzable. Fue el mejor de una fuga de 25 corredores, de calidad, con Menchov, Cobo, Arroyo, Kirchen y triple representación del Euskaltel-Euskadi, Zubeldia, y los incansables Landaluze y Rubén Pérez, y Vila y Garate.

Vinokourov atacó incansable hasta terminar con la resistencia de Kirchen, Cobo, Arroyo y Zubeldia. El líder naranja estuvo espléndido y lo dió todo para acabar tercero por detrás de Kirchen. y ya es séptimo. Asimismo, Astarloza volvió a estar con los mejores y sigue décimo. El naranja es protagonista, pero el triunfo está muy caro.