Raimundo Fitero
Hola
Hola, yo soy El Solitario», y miraba a la cámara como si fuera una estrella. Y realmente lo es. Ese tipo de ojos azules, al que se le imputan tantos atracos, es un ser mediático. Pocas veces desde «El Lute» alguien ha tenido tanto soporte publicitario. Supongo que hay lo menos siete productores encargando guiones para hacer dos series, tres películas y cinco novelas con la vida y obra de este tipo al que siguen convirtiendo en un mito, aunque ahora sea un delincuente apresado por la Policía. Viendo los reportajes de los medios escritos, y los de las televisiones, vemos que ya ha empezado a funcionar la imaginación colectiva para ir creando un figura auténticamente peliculera. Seguro que en el calabozo recibirá la visita de docenas de inspectores y comisarios para felicitarle. Este hombre apareció ufano, simpático, seguro de sí mismo. En cuanto llegue a su lugar de destino será un señor, un maestro, «El Solitario», con eso está todo dicho.
«Hola, soy el ministro de Industria». Es lo mínimo que esperan los barceloneses del que antes fue alcalde de Barcelona, y ahora no sabe qué decir del apagón; solamente ve llegar por la autopista unos transportes militares que llevan generadores de electricidad para sustituir lo que la sociedad civil no sabe solucionar. Esto es un ridículo absoluto, un desastre para todos, una pérdida de confianza en todos los intervinientes en este desaguisado, pero claro, en este mismo día nos comunican la ganancias de Endesa en el primer semestre y superan los mil millones de euros. «Hola yo no soy el solitario, yo soy un directivo de una compañía eléctrica», podría decir al salir de comisaría alguno de estos halcones de las finanzas.
«Hola, yo soy Vinoukurov». Y debería añadir, «soy un idiota, estoy en un equipo de descerebrados y me han pillado con una transfusión para dejar claro, una vez más, que estamos intentando acabar con el ciclismo profesional». Le Tour de nuevo por tierras vascas, con apoyo multitudinario en las cunetas, pero con una sombra demasiado grande sobre los métodos de algunos equipos, directores de hecho o a la sombra. Veamos el final de este caso que huele demasiado mal.