La afición vasca no falló y arropó el paso por Euskal Herria de la carrera más importante de la temporada ciclista. Durante más de un centenar de kilómetros, la grande boucle surcó carreteras, puertos y localidades de Nafarroa y Zuberoa, en las que se hizo patente que este es un país en el que la bicicleta levanta auténticas pasiones. Familias enteras, cuadrillas, integrantes de peñas, aficionados y aficionadas comprometidas con la promoción de las selecciones vascas ... se encargaron de dar color desde los bordes de las serpenteantes carreteras por las que discurrió la etapa reina, que coronó en Gourette el danés Rasmussen.

Quienes con menos fortuna tuvimos que conformarnos con seguir la etapa a través de la pequeña pantalla tuvimos la oportunidad de comprobar, de manera añadida, que la identidad y el ansia de mostrarse como son lleva a los vascos y a las vascas a dejar patente, ante una prueba deportiva de gran arraigo, que el Tour, siquiera por unas horas, dejó ayer atrás el Estado francés para visitar una nación llamada Euskal Herria.

Por ello hay que denostar que el Tour de France haya sido incapaz, también en esta edición, de responder a esa marea de aficionados con el respeto que merecen. Máxime cuando ello no exige gran esfuerzo: traducir unas cuantas señales y usar el euskara en la megafonía.

Sólo hace falta ver lo ocurrido en las rampas de Larraine para entender que la afición vasca quiere, arropa y, en definitiva, respeta, todo lo que envuelve al ciclismo. Esa actitud puede ayudar a entender que pese a ciertos augurios sobre la reacción del público tras conocerse los positivos de Vinokourov y de Moreni, los aficionados de este país hayan dado una lección sobre la importancia de primar y valorar el esfuerzo de los ciclistas por encima de los intereses externos y no siempre claros que se imponen en éste y otros deportes de elite. La tiranía del espectáculo mediático y de las cifras millonarias tienen mucho que ver en la proliferación de una droga muy extendida en todos los ámbitos sociales: la de lograr el éxito a cualquier precio.