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Joseba Permach, Eusebio Lasa Miembros de la Mesa Nacional de Batasuna

¡Paremos el TAV!

Más allá de parar el TAV, hemos de luchar por el cambio político y social, por un marco democrático en Euskal Herria y la construcción de un modelo económico y social opuesto al modelo del TAV. Un modelo que se sustente en el reparto de la riqueza, en la justicia social y en el respeto al medio ambiente

La mayoría social y sindical ha manifestado en infinidad de ocasiones su oposición al Tren de Alta Velocidad. Los resultados de las consultas populares celebradas en pueblos y concejos y el sinfín de movilizaciones y actos de denuncia realizados a lo largo y ancho de Euskal Herria así lo atestiguan.

No obstante, los responsables del proyecto continúan haciendo oídos sordos a la demanda popular, que exige la paralización inmediata del TAV y la apertura de un debate social en profundidad, e insisten en la vía de la imposición. Clara muestra de ello son las declaraciones de la consejera de Transporte y Obras Públicas del Gobierno de Gasteiz, Nuria López de Gereñu, que viene reiterando que los resultados de las pasadas elecciones municipales y forales, en las que la ciudadanía de los pueblos y comarcas directamente afectadas castigó a los partidos impulsores del TAV, no van a hacer variar ni un ápice sus planes; o las del delegado del Gobierno español en la CAV, Paulino Luesma, que ha anunciado que prohibirá las consultas populares en torno al proyecto e impedirá que la ciudadanía pueda pronunciarse al respecto, tal y como ya hizo en Aramaio. Y claro exponente de la imposición es la extensión de las obras que, en el más absoluto silencio, vienen llevando a cabo en Urbina desde hace meses, tal y como ha denunciado AHT Gelditu! Elkarlana esta misma semana.

Detrás del TAV se esconden grandes intereses económicos. Las empresas constructoras y los grandes propietarios de suelo vinculados al PNV, UPN y PSOE pretenden hacer el negocio de su vida con los 9.000.000.000 de euros que, una vez más, habrán de salir de los bolsillos de los sectores trabajadores y populares. Pero aún hay más. Y es que el TAV viene a reforzar el modelo económico y social que PNV, UPN y PSOE están imponiendo en Euskal Herria a golpe de ley, de decreto y de reforma: el modelo del capitalismo más salvaje, de las privatizaciones y deslocalizaciones, de la precariedad laboral, de la especulación del suelo y la vivienda, de la rebaja recurrente del impuesto de sociedades, de los recortes también recurrentes del gasto social, del recorte de derechos sociales y laborales... Un modelo que reporta pingues beneficios a unos pocos a costa de precarizar las condiciones de vida de la inmensa mayoría.

El TAV también esconde inconfesables intereses políticos. 9.000.000.000 de euros dan para mucho. También para «incentivar» a los sectores más inmovilistas de PNV y UPN y, con ello, alimentar el actual marco jurídico-político. Marco que, como refleja el propio proyecto del TAV, niega a los y las ciudadanas vascas la capacidad de decisión sobre su presente y su futuro y, por ende, sobre el modelo de transporte, de ordenación del territorio y de sociedad que desean.

Precisamente, el TAV es un claro exponente de la situación de sometimiento y falta de soberanía que padece Euskal Herria. Todas las decisiones estratégicas en torno al proyecto han sido tomadas en Madrid y París, a espaldas de los y las ciudadanas vascas y, por supuesto, a espaldas de las necesidades e intereses de los sectores trabajadores y populares, por mucho que el PNV se refiera a él como «el máximo exponente del autogobierno vasco» cuando se trata de demostrar lo muy bueno, por ser muy vasco, que es el TAV.

Además, tal y como viene denunciando el movimiento opositor al TAV, el proyecto se ha desarrollado en ausencia total de información y cauces de participación en la toma de decisiones, lo que pone en evidencia la hipocresía del señor Ibarretxe y de quienes como él se llenan la boca diariamente con palabras como democracia y participación ciudadana.

Así las cosas, el TAV es un acto de imposición y, por ello, fiel reflejo de la necesidad del cambio político y social. Y es que la falta de soberanía condena a Euskal Herria al modelo del TAV. Un modelo que hipoteca el futuro de los sectores trabajadores y populares y, con él, el de la propia Euskal Herria. Por todo ello, los sectores trabajadores y populares hemos de unir fuerzas y parar el TAV. Y más allá de parar el TAV, hemos de luchar por el cambio político y social; por la consecución de un marco democrático en Euskal Herria y la construcción de un modelo económico y social opuesto al modelo del TAV; un modelo que se sustente en el reparto de la riqueza, en la justicia social y en el respeto al medio ambiente y que tenga por objeto la plena igualdad y el libre desarrollo de las personas.

Con todo, este sábado tenemos una oportunidad inmejorable de unir fuerzas y parar los pies a los responsables de la imposición. Por ello, llamamos a todo el mundo a acudir a la manifestación a las obras convocada por AHT Gelditu! Elkarlana en Urbina para exigir la inmediata paralización de las obras y del proyecto del TAV.

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