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La afición vasca corona los Pirineos

El Tour vivió su etapa reina con paso por Euskal Herria y la afición vasca respondió y puso el ambiente, desde Larraine, en todas las cimas y en los kilómetros que la carrera pasó por nuestro país. La marcha de ESAIT alcanzó su mayor éxito y demostró que está consolidada.

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Joseba ITURRIA

El último escándalo de dopaje en el ciclismo con el positivo de Vinokourov y la expulsión del Astana no tuvo influencia en la decisión de la afición vasca de ser fiel a su cita con los Pirineos para animar a sus corredores y para demostrar al mundo en el mejor escaparate y de la forma más sana que en Euskal Herria hay una realidad nacional propia.

El euskara fue la lengua más utilizada en la etapa reina de los Pirineos y el rojo, verde y blanco de las ikurriñas y, sobre todo, el naranja del equipo que nos representa a nivel internacional en el plano oficial dominaron el recorrido. En todos los puertos de la jornada se dejaron notar los ánimos de los aficionados vascos, pero la mayor concentración se dio en la última subida del Aubisque.

Desde el comienzo de la ascensión hasta la cima del mítico puerto pirenaico se pudieron ver aficionados vascos y por todo ese recorrido se desarrolló con éxito la marcha cicloturista organizada por ESAIT para reivindicar la oficialidad de las selecciones vascas. La de ayer fue la concentración más importante de todas las realizadas hasta ahora. Más de un centenar de aficionados fueron puntuales a las diez de la mañana en la salida de la marcha desde Les Aux Bonnes y la cifra se multiplicó según avanzaba. Ayer el mayor gruppeto no lo formaron en el Aubisque los esprinters sino ESAIT, que consiguió formar un gran pelotón que recorrió los doce kilómetros a los que se redujo la ascensión de manera agrupada con gritos que reclamaban la oficialidad de las selecciones vascas y que eran coreados por los aficionados extranjeros que estaban en la carretera.

Las iniciativas de ESAIT, consolidadas

El éxito de ayer demuestra que la marcha de ESAIT sale reforzada cada año y se ha convertido en una cita obligada para muchos de los cicloturistas que suben el puerto más importante de la etapa más cercana. Según comentaba ayer a GARA el portavoz de ESAIT, Martxel Toledo, al término de la marcha, «se demuestra que año tras año la marcha y la fiesta que organizamos la víspera están consolidadas. Cada vez es mayor el número de personas que conoce estas iniciativas y que participa en ellas a pesar de las dificultades que se encuentran. No todos pueden venir el día anterior antes de las cuatro de la tarde y sería bueno por eso que los organizadores recapaciten y permitan acceder en coche hasta el último puerto hasta primera hora de la mañana del día en que se corra la etapa y habilitar aparcamientos para responder al deseo de venir de la gente. Algunos me llamaban a las diez de la noche porque quieren venir y les tienes que decir que está ya cerrado el acceso horas antes».

Pese a todo fueron muchos los vascos que pasaron la noche en los últimos kilómetros del Aubisque y que participaron de la Euskal Jaia en las carpas instaladas a un kilómetro de la cima con la colaboración de GARA. Al margen del éxito de participación de las iniciativas de ESAIT, el segundo gran objetivo que los organizadores destacan que se cumple cada año es que la reivindicación es cada vez más conocida fuera de Euskal Herria. La marcha y la información en distintos idiomas que los participantes se encargan de repartir entre los extranjeros que observan la nutrida iniciativa permite que su reivindicación sea cada vez más conocida y la forma en la que se manifiesta es de su agrado. Leen con atención la información que se les brinda y aplauden y corean los eslogans que se lanzan durante el recorrido.

Además, la bicicleta fue la mejor forma para poder acceder a los últimos kilómetros de la ascensión, ya que desde la víspera no se podía pasar en coche desde Gourette, donde se congregaron muchos aficionados para seguir la carrera en la pantalla gigante instalada allí. Otra más abajo congregaba a buen número de aficionados en la zona en la que se estableció el parking para la prensa. Por eso, para subir hasta arriba sólo quedó el recurso de acceder a pie y en bicicleta a los últimos kilómetros, en los que se pudieron ver cantidad de pintadas a favor de ETA, junto con las de apoyo a los ciclistas. De la misma manera las pancartas de «Euskal Presoak, Euskal Herrira» jalonaron el recorrido.

Menos gente en los kilómetros finales

Fueron los vascos los que impidieron que el vacío fuera grande en los últimos cinco kilómetros. Las limitaciones que se establecieron para subir al puerto provocaron que en la zona vallada hubiera menos gente que lo que se puede esperar de una etapa reina del Tour. Entre los horarios de cierres de los puertos de víspera, la incómoda presencia de vallas para animar a los corredores y el evidente descenso de afluencia de público como consecuencia de la repercusión que se da a los casos de dopaje, deben llevar a los organizadores a reconsiderar algunas decisiones para que el espectáculo de las etapas de montaña no se reduzca peligrosamente.

Una preocupación por lo que sucede al ciclismo que compartía el organizador de la Vuelta al País Vasco y la Clásica, Jaime Ugarte, que se acercó ayer a la sala de prensa con sus compañeros de organización para repartir entre los medios de comunicación el dossier de la prueba de Donostia del 4 de agosto, sólo seis días después de acabar el Tour.

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