Cambio climático
El efecto invernadero es la causa de las lluvias torrenciales en Inglaterra
Si lo peor ha pasado en algunas localidades inglesas, otras se preparan para las inundaciones. El agua sigue su curso, superando las defensas del Támesis, como ya lo hizo en el Severn. Un informe científico revela que la responsabilidad de las inundaciones se centra en el cambio climático generado por la actividad humana y que es la causa del incremento en intensidad y frecuencia de las precipitaciones.
Soledad GALIANA | DUBLÍN
El esperado artículo de la revista científica británica «Nature» ha visto la luz y ha venido a confirmar el sospechado vínculo entre la actividad humana y los cambios en las pautas habituales de precipitaciones. En resumen, la conclusión del estudio establece que la emisión de gases invernadero es responsable por un incremento en la intensidad y frecuencia de las precipitaciones en el hemisferio norte y de la sequía que asola las regiones inmediatamente al norte del ecuador y las lluvias en el lado sur de éste.
Los efectos de este cambio climático ya son evidentes en la salud humana y la actividad agrícola, asegura Francis Zwiers, del Centro Canadiense para el Análisis y Estudio de Modelos Climáticos de Toronto, y uno de los investigadores que han elaborado el informe que publica «Nature».
Esta investigación demostrar por primera vez de forma científica el impacto que la actividad humana tiene sobre el ciclo de precipitaciones. «Esperábamos que cambiaran los ciclos de precipitaciones, pero no había evidencia concluyente de que se debía al resultado de la actividad humana», explicaba el experto en climatología Nathan Gillett, de la Universidad de East Anglia, en Norwich, Gran Bretaña, y que también participó en la investigación. «Este estudio muestra que lo es», añadió.
Para observar la influencia humana, los investigadores compararon los cambios en las precipitaciones en el siglo veinte con aquellos predichos por catorce modelos climatológicos, divididos en tres grupos. Uno de los grupos contenía cantidades estimativas de gases efecto invernadero; otro incluía sólo factores naturales tales como residuos de explosiones volcánicos; el tercero incluía ambos factores.
Los modelos incluidos en el tercer grupo, que presentaban influencias naturales y humanas, se ajustaron de forma más precisa a la realidad climática. En la zona entre los 40 y 70 grados de latitud norte, que incluye la mayoría de Norteamérica y Europa, el nivel de precipitaciones se ha incrementado en 62 milímetros entre 1925 y 1999. Los investigadores estiman que entre un 50 y 85% de este incremento se debe a la actividad humana. El informe apunta a que ésta es también la causa en el caso del incremento en precipitaciones entre el Ecuador y el paralelo 30 de latitud Sur. En ocasiones anteriores no se había detectado el impacto de la actividad humana ya que se consideraba el total de la precipitación global, con lo que estos incrementos se ocultaban bajo la disminución de lluvias en otras áreas.
El incremento en las precipitaciones en el hemisferio norte «incrementará el caudal de los ríos», y con ello el riesgo de inundaciones en la región. Y, lo que es más preocupante, la evolución de los modelos sugiere que las proyecciones que se habían realizado hasta el momento habrían subestimado el impacto humano.
Corrientes de aire cálido
La publicación del informe coincide con las segundas inundaciones que padece Inglaterra en lo que va de verano y con la ola de calor en Europa Central y del Este. En ambos casos, expertos en climatología apuntan a que las corrientes de aire cálido que circulan desde el norte de las Azores se encuentran más al sur este año, y de ahí que la banda nubosa que normalmente afectaría al Atlántico norte entre Escocia e Islandia, se encuentra localizado sobre Inglaterra.
A pesar de que el pronóstico del tiempo para esta semana sigue augurando lluvias, éstas no tendrán la misma intensidad que en los últimos días, aunque el peligro de inundaciones persiste, ya que en algunas zonas el nivel de las aguas sigue aumentando, como es el caso de Oxford, donde al menos 250 casas en Botley fueron evacuadas durante la noche del martes después de que el Támesis se saliera de su cauce. La crecida del Támesis causó inundaciones en Berkshire, donde el río rompió sus defensas en Henley, Reading y Caversham. Igualmente, los residentes de Pangbourne, Purley y Mapledurham se preparan para la llegada de las aguas. Windsor, Eton y Maidehead podrían escapar la inundación, pero Marlon, Cookham y Staines podrían verse abnegados para finales de semana.
Sin agua potable
Mientras tanto, la operación de suministro de agua potable a los 350.000 habitantes de Gloucestershire afectados por las inundaciones continúa. La potabilizadora de Severn Trent Water tuvo que ser cerrada debido a la entrada de aguas residuales a causa de la inundación. Ahora la empresa privada encargada de la planta está suministrando agua a través de camiones cisterna, mientras que el ejército ha entregado tres millones de botellas de agua diarias a los afectados. El jefe de policía de Gloucestershire ya ha advertido que no será posible reiniciar el suministro de agua hasta dentro de dos semanas y pidió a la población que mantuviera la calma ya que había agua para todos.
En total eran seis los avisos de inundaciones graves emitidos por la Agencia de Medio Ambiente británica: tres en el Severn -Gloucester, Tewkesbury y Wocester-, dos en el Támesis en los alrededores de Oxford, y uno en el Ock, cerca de Abingdon, en Oxfordshire.
Robert Runcie, de la Agencia de Medio Ambiente, explicaba que los afluentes del Támesis habían incrementado el volumen del río, y la preocupación se centra ahora en el posible efecto que la inundación en Oxford pudiera tener en la subestación eléctrica de Osney Mead, que suministra energía a miles de hogares en la zona.
El primer ministro británico Gordon Brown, al que inicialmente se le acusó de reaccionar con lentitud ante las inundaciones, ya ha prometido un fondo de 46 millones de libras esterlinas -69 millones de euros- a los municipios afectados, mientras que desde la oposición, el eurodiputado conservador Neil Parish apuntaba a que Londres podría pedir ayudas al fondo de solidaridad Europeo, tal y como realizaron Grecia y Suecia en el 2005.
A las pérdidas económicas causadas por las inundaciones -se calcula alrededor de 2.000 millones de libras- hay que sumar los costes de reconstrucción -1.000 millones costará reparar las infraestructuras- así como la alerta médica que acompaña a este tipo de incidentes.
Las compañías aseguradoras se enfrentan al pago de una cifra record en materia de compensación a particulares y empresas, y Brown ya ha prometido que se asegurará que los pagos se producen sin retraso. La Asociación de Aseguradoras ya ha recibido ocho mil reclamaciones.
Aguas tóxicas y residuales
Con la retirada de las aguas, el principal riesgo se encuentra en los miles de litros de aguas residuales y residuos tóxicos que tomaron viviendas, jardines y calles en los últimos días como parte de las inundaciones. La Agencia de Protección de la Salud ha pedido a los afectados que no entren en contacto con el agua para evitar infecciones relacionadas con bacteria como E.coli.
La Agencia también ha advertido de la posibilidad de un aumento en las enfermedades relacionadas con el estrés ha consecuencia de las inundaciones.
Estas últimas inundaciones que se han registrado en Inglaterra ya se han cobrado sus primeras víctimas con el fallecimiento de dos gemelos prematuros, que nacieron a las veintiuna semanas de embarazo en una vivienda de Tewkesbury y que a pesar de su traslado en helicóptero al Hospital General de Cheltenham no lograron sobrevivir.
El artículo publicado en la revista científica «Nature» apunta a que el nivel de precipitaciones se ha incrementado en 62 milímetros entre 1925 y 1999. Estiman que entre un 50 y un 85% de este incremento se vincula a la activdad humana.
La investigación del grupo de Toronto destaca que las proyecciones climatológicas que se habían realizado hasta el momento habrían subestimado el impacto de la actividad humana en el cambio climático y que éste se ha producido muy rápido.
Con la retirada de las aguas llegan nuevos peligros. La Agencia de Protección de la Salud ha advertido a los afectados que no entren en contacto con el agua para evitar infecciones relacionadas con bacterias como la E.coli.
Mientras los ciudadanos de Gran Bretaña tienen que padecer las lluvias torrenciales, en el centro y el este de Europa padecen una ola de calor con temperaturas superiores a los 40 grados y que ha provocado ya 500 muertos en Hungría y numerosos incendios forestales en Macedonia, Serbia y Grecia.
En un único día, el pasado lunes, fallecieron doce rumanos debido el calor, según dio a conocer el Ministerio de Sanidad.
En las últimas horas, los incendios se han extendido a Italia, donde han provocado grandes pérdidas en la agricultura -1.000 millones de euros, según la Confederación Italia de Agricultores, que cifra en 5.000 las hectáreas quemadas-, además de tres muertos esta semana. Las regiones más afectadas por el fuego son los Abruzzos, Lazio y Calabria, además de las islas de Sicilia y Cerdeña.
En Grecia, ayer se contabilizaron una decena de incendios forestales, debido a la ola de calor que golpea al país desde el fin de semana. Se han registrado temperaturas cercanas a los 45 grados y, según los balances oficiales, han muerto dos personas, aunque los medios destacaban que había otros tres fallecidos en la isla de Corfú. Las autoridades han hecho un llamamiento a la población para que evite los desplazamientos que no sean estrictamente necesarios.
En el centro y el este de Europa, el balance de muertos asciende a centenares de personas, con un país , Hungría, en el que han fallecido 500, según los cálculos de los servicios médicos públicos que se hicieron públicos el martes. Las temperaturas han superado la barrera de los 40 grados durante varios días seguidos.
En Rumanía, el balance oficial es de 33 muertos, un día despúes de que el Gobierno decreatara la «alerta roja» en Buscarest y otros cinco departamentos, en los que el mercurio superó los 45 grados, originando un colapso del servicio de ambulancias debido a la multitud de llamadas recibidas.
En la jornada de ayer, en Rumanía, la alerta pasó de «roja» a «naranja», ya que la temperatura descendió un poco y no sobrepasó los 39 grados.
En Macedonia, los incendios son el principal problema al que tienen que hacer frente. Un hombre murió debido a la inhalación de humo tóxico.
En Serbia se han registrado temperaturas extremas, con 43 grados en Belgrado y 45 en Zajecar, mientras que en Eslovaquia, un vasto incendio ha arrasado una decena de hectáreas del parque nacional Slovensky Raj (Paraíso Eslovaco), en el este del país. El elevado consumo eléctrico ha provocado apagones.
GARA
Se estiman en 2.000 millones de libras las pérdidas económicas causadas por las inundaciones en viviendas, negocios y paralización de la actividad económica. El coste de la reconstrucción viaria y ferroviaria se calcula en 1.000 millones más.