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Tour Etapa reina de los Pirineos

El Rabobank retira a Rasmussen por no respetar el código interno

Según anunció la agencia France Presse a última hora de ayer, el corredor dijo a su equipo en junio que se encontraba en México entrenando de cara al Tour mientras que, realmente, estaba en Italia. Alberto Contador es, por tanto, el nuevo líder de la carrera.

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Arnaitz GORRITI | DONOSTIA

Michael Rasmussen ha sido retirado del Tour por su equipo por no respetar normas internas. Es la noticia que sacudió la ronda gala y toda la estructura que la rodea a última hora de ayer. Según la agencia France Presse, el corredor danés mintió a Rabobank sobre su paradero en el mes de junio. El que hasta ayer era líder de la carrera había dicho al equipo que se encontraba en tierras mexicanas entrenandose para el Tour, pero Rabobank ha sabido que Rasmussen se encontraba en Italia en esas mismas fechas.

Se da la circunstancia de que hace ya algunos días la Federación de Dinamarca ya había comunicado que el corredor no había comparecido a dos controles antidoping durante el mes de junio, pero el Tour solventó el enredo argumentando que si el de Rabobank no había sido sancionado por aquel entonces y había podido participar en el Campeonato nacional del país, no competía a los organizadores de la ronda gala tomar medidas sobre tan delicado asunto.

La negativa a presentarse en los citados controles antidopaje llevó a la Federación de Dinamarca a excluirle tanto de los próximos mundiales de Sttutgart (Alemania) como de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.

Ahora, y a falta de aclara del todo el caso Rasmussen, Alberto Contador pasará a ser el líder del Tour y Haimar Zubeldia subirá hasta la quinta plaza de la carrera. Una buena noticia para el del Euskaltel, pero otra triste noticia para el ciclismo, que tras el positivo de Vinokourov y la retirada del líder del Tour, queda todavía más en entredicho si cabe. Lamentable.

Y se había lucido

Resulta, además, que en la etapa reina del Tour Michael Rasmussen dio toda una lección de inteligencia y de sangre fría para entrar vencedor en la meta de Aubisque como los grandes: de amarillo y en solitario. Con 3.10 de ventaja sobre Alberto Contador, que seguía en segunda plaza de la general, al corredor danés se le ponía a tiro el triunfo final del Tour 2007.

En rigor, cuando en una etapa de montaña el líder de la prueba ataca y se va, o cuando domina la situación en todo momento y no pasa ningún apuro, la sensación que le queda al aficionado es de cierta decepción. Tal vez una cierta aversión por las desigualdades de este mundo, reconforta ver a un líder sufriendo hasta la extenuación.

Sin embargo, ayer Rasmussen y su equipo fueron los más fuertes. Con las piernas y, sobre todo, con la mente. El «pollo», pese su apodo y a lo escuálido de su físico -que a veces lo convierten en un alfeñique a los ojos del seguidor medio-, dio la imagen de ser el ciclista con mayor dureza mental y, después de defenderse durante más de 217 kilómetros, se coronó en los Pirineos tras su ataque en el ultimo kilómetro.

Pero nada de lo que obtuvo ayer Rasmussen fue un regalo. Después de sufrir por aguantar la rueda de Contador en el ascenso al Peyresourde, la etapa reina de los Pirineos, con la incertidumbre añadida de tener una jornada de descanso entre medias, prometía fuertes emociones. Con cuatro puertos de entidad, sobre todo el de Larraine, en Euskal Herria, y el final en Aubisque, se esperaban los ataques y las estrategias. Y la verdad es que las hubo.

Y poco tardaron éstas en salir a la luz. Un cuarteto formado por Txente García Acosta, de Caisse D'Epargne, Gorka Verdugo, de Euskaltel, Rinero, de Saunier, y Auge, de Cofidis, se escapaba antes del kilómetro diez. En plena ascensión a Larraine, Carlos Sastre quiso emular a Landis, faltaban 150 kilómetros, y se fue en pos del cuarteto, arrastrando consigo al colombiano Soler y a Iban Mayo.

Este ataque provocó un acelerón brutal en el pelotón, que quedo reducido a las cenizas de unas 30 unidades, con sólo cinco miembros de Rabobank, líder incluído.

La apuesta del abulense de CSC era valiente, pero Rabobank no perdió la cabeza. Pese a que Sastre llegara a tener más de cinco minutos de renta, Breukink, director de Rabobank, administró sus efectivos a la perfección. Flecha tiró en el llano, Dekker en Larraine y Pierre Saint Martin, y así lograba menguar la desventaja hasta los tres minutos y medio a pie del puerto de Marie Blanque. Delante, sólo Carlos Sastre tiraba y se llevaba a su rueda a Soler-que buscaba los puntos de la Montaña-, y a los vascos Mayo, Verdugo y García Acosta.

En Marie Blanque se esperaban los primeros movimientos de Discovery, pero los de Bruynell se mantuvieron quietos y, bajo la dirección de Menchov, el pelotón pasó por la cima del penúltimo puerto con 2.19 de desventaja. Uno de los grandes damnificados del trabajo de Menchov no fue otro que el pasaitarra Astarloza, que perdió una posición en la general.

Carlos Sastre no daba ya demasiado de sí, -únicamente Soler le ayudó algo; Txente García había perdido contacto en Marie Blanque, Gorka Verdugo aguantaba a duras penas, e Iban mayo tampoco iba muy fino- y con la colaboración de Caisse D'Epargne la ventaja de los escapados se desplomaba. A pie del Aubisque la ventaja del cuarteto escapado no era sino de 44 segundos.

A partir de ahí, Discovery Channel entró a escena. Yaroslav Popovych, con la ayuda de Menchov, fue quien marcó el ritmo e hizo la primera selección. Los Valverde, Schleck, Zubeldia, Pereiro, Horner, y Boogerd, escudero fiel de Rasmussen hasta ayer, cedían. A falta de 12 kilómetros el ruso y el ucranio se retiraban y era Levi Leipheimer quien daba un relevo más fuerte de lo normal. Con su arranque, a falta de poco menos de diez kilómetros, daban buena cuenta de Mayo y Sastre. Los cuatro primeros del Tour formaban el póker cabecero: Rasmussen, Contador, Leipheimer y Evans.

Rasmussen, con la cabeza fría

Después del espectáculo del lunes en el Peyresourde, se esperaba que Contador sacara el hacha de guerra. Rasmussen había sufrido y, pese a su veteranía, nunca se había visto en una situación estratégica tan delicada. Sin embargo, su fría cabeza le guió muy bien.

El primer latigazo de Contador llegó a falta de menos de ocho kilómetros, en los túneles del Aubisque. Rasmussen parecía no responder, pero Contador tampoco se iba. El danés no saltaba a lo loco tras la rueda del madrileño, sino que, emulando a Indurain -¿quién lo diría con ese físico?- mantenía un ritmo vivo hasta cazar a la perla de Discovery.

Un kilómetro más tarde lo probaba Leipheimer, pero Rasmussen, con la cabeza fría y siempre sentado, aguantaba. A falta de seis a la meta, llegó el último ataque de Contador. No parecía malo, pero el gas se le acabó mientras que un Rasmussen más «diesel» lograba dar con él descolgando a Leipheimer y a Evans. A partir de ahí, con la reincorporación de Leipheimer al dúo de cabeza, la única guerra que se vio delante fue la que libró Evans por volver con los mejores. Lo dio todo el australiano, pero todo no fue suficiente. No se quedó lejos no obstante, y en la última crono recibirá el premio de un puesto en el podio de París.

Mientras, el trío de delante caminaba de la mano en pos de la meta de Aubisque. A ritmo, a relevos, con un Rasmussen más maniático de lo habitual, exigiendo a las motos del Tour más y más distancia. Dentro de los últimos mil metros y sin levantarse del sillín, Rasmussen se escapó en solitario en busca de un triunfo magnífico. No sabía lo que le esperaba.

El Tour en euskal herria

La etapa reina de los Pirineos tuvo más de 100 kilómetros por Euskal Herria, entre Zuberoa y Nafarroa. La afición vasca se volcó una vez más y abarrotó las subidas de los puertos, además del paso por Izaba.

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