Iñaki VIGOR

Desde que Altafaylla Kultur Taldea denunciase hace un par de meses la privatización de iglesias, ermitas y otros monumentos por parte de la Diócesis de Iruñea, van saliendo a la luz nuevos casos que denotan el afán de la Iglesia navarra por poner a su nombre todo lo que pilla. Un caso elocuente es el de Ziritza, un pequeño pueblo del Valle de Etxauri cuya iglesia fue escriturada por el arzobispado en el año 2004 pese a ser un templo construido en auzolan. Como en otros muchos pueblos, la privatización fue ocultada al Ayuntamiento, pero en el caso de Ziritza la indignación vecinal ha sido mayor al comprobar que también figuran a nombre de la Diócesis de Nafarroa la casa del cura, las antiguas escuelas, la casa de la maestra, cuyo edificio está alquilado por el arzobispado, e incluso la vieja cárcel. «Yo siempre he considerado que todas esas propiedades eran del Ayuntamiento», comentaba ayer el nuevo alcalde de Ziritza, Rafael Gorostidi, al tiempo que anunciaba una serie de medidas para «intentar quitar a la Iglesia lo que no le corresponde».

Según ha podido comprobar él mismo, el arzobispado escrituró a su nombre esos edificios hace casi veinte años, en 2004 privatizó la iglesia y ahora le falta comprobar si también han corrido la misma suerte el cementerio y la Ermita de la O, que está situada en el camino de acceso al Cabezón de Etxauri desde el puerto del mismo nombre.

También tiene una duda con la planta baja del Ayuntamiento, que la Iglesia católica reclama como suya. «En el Registro tenemos escriturado a nuestro nombre la planta y el subsuelo de la Casa Consistorial, pero el arzobispado sostiene que la parte de arriba está a nombre del Ayuntamiento y la parte de abajo a nombre de la Iglesia. Hace unos días hemos incoado un expediente de ruina y automáticamente el arzobispado ha interpuesto un pleito. Yo me he quedado alucinado -comentaba el alcalde-, porque sin haberse realizado la declaración de ruina ya nos han puesto la demanda».

«Ha desaparecido todo»

Al igual que el resto de la nueva corporación municipal, Rafael Gorostidi se muestra indignado porque la Diócesis navarra ha escriturado incluso el atrio y el terreno que está delante de la iglesia del pueblo, que comprende más de 200 metros cuadrados, pero también porque han desaparecido bastantes objetos antiguos que se conservaban en el interior de este templo.

«Había casullas y capas antiquísimas, que seguro que eran donaciones de los vecinos, pero se lo han llevado todo. El otro día entré y comprobé que la zona de la sacristía estaba vacía. No sabemos cuándo ni cómo ha sido, pero ha desaparecido todo», informaba el alcalde de Ziritza.

Una de sus primeras actuaciones va a ser revisar los archivos municipales y fotocopiar todos los documentos de las donaciones realizadas por los vecinos o de los pagos hechos por el Ayuntamiento en los últimos 150 años para la construcción o mantenimiento de estos edificios públicos que han sido privatizados por el arzobispado.

«Está clarísimo que las escuelas, la casa de la maestra y la cárcel no son edificios religiosos», afirmaba el alcalde, al tiempo que anunciaba que el Ayuntamiento pleiteará para intentar recuperarlos.

Rafael Gorostidi tampoco descarta interponer una denuncia contra el anterior alcalde, por considerar que concedió trato de favor a los aproximadamente 30 evangelistas que viven actualmente en Ziritza, en perjuicio de los demás vecinos del pueblo. «Sospechamos que llevan doce años cometiendo ilegalidades permitidas por la dejadez del anterior alcalde y bajo el amparo de determinados políticos», añadió Gorostidi.

El caso de Ziritza es uno más de los cientos que están saliendo a la luz en Nafarroa. Según se informó en la última reunión de la Plataforma en Defensa del Patrimonio Navarro, a la que asistieron varios alcaldes y concejales de diversos pueblos, así como una parlamentaria de Nafarroa Bai, desde 1998 la Diócesis ha realizado 310 inscripciones de monumentos en el Registro de Agoitz, y al menos otras 28 en 23 pueblos de la merindad de Tutera. Entre estas últimas figuran la Basílica del Romero, en Cascante, y la iglesia de San Sebastián, en Cintruénigo.

En la próxima reunión de esta Plataforma se informará sobre la situación en que quedan los muebles de estas iglesias, tales como retablos, cuadros, órganos...