Alberto Contador se agarró al amarillo. El líder sufrió pero subirá a lo más alto hoy en París. Por un puñado de segundos. Fue una lucha a tres. La última contrarreloj del Tour resultó vibrante. Bastante más de lo esperado. El gran rival del madrileño parecía Cadel Evans, y lo fue, pero a ese combate se sumó un extraodinario Levi Leipheimer. El australiano se quedó a 23 segundos del madrileño y el estadounidense a 31 de su compañero de equipo en el Discovery. Nunca un podio había estado tan igualado en la historia del Tour. El maillot amarillo tuvo que exprimirse en unos largos 55,5 kilómetros.

Con Rasmussen olvidado, el Tour recuperó todo su esplendor. La emoción fue máxima. La amenaza de Contador era Evans, a 1.50, pero a ambos les salió un rival de cuidado, Leipheimer. El estadounidense se entregó y puso en apuros a ambos. Los tres se exprimieron al límite. Dieron todo lo que tenían, que a estas alturas de Tour no puede ser demasiado. Contador sufrió prácticamente hasta el último kilómetro, y es que cuando Evans cruzó la meta al líder todavía le quedaban más de tres kilómetros. Se le hicieron eternos. En tensión hasta la línea blanca. Con la boca abierta. Sólo respiró tranquilo cuando giró la cabeza sobre el arco de la meta y vio que la victoria final era suya.

Sólo dos años ha tardado Johan Bruyneel en reconquistar el Tour. Bajo su batuta, Armstrong fue el amo y señor desde 1999 hasta 2005. El año pasado fracasó estrepitosamente y pescó a la joya Contador. Era una unión de futuro, cara a 2009. Pero el madrileño es un ciclista precoz y se ha adelantado dos años. Tal y como está el ciclismo es difícil hacer previsiones, pero da la sensación de que Contador será protagonista en los próximos Tours.

La ambición del Discovery

Por si acaso, Bruyneel tenía un as guardado bajo la manga. Nadie contaba con él pero Leipheimer realizó ayer la contrarreloj de su vida. Desde el kilómetro 17,5 metió el miedo en el cuerpo a todos y a mitad de recorrido su exhibición era tal que Evans y hasta Contador vieron peligrar sus puestos. Gracias a las referencias, pudieron salvar los muebles y el Tour no sufrir un vuelco inesperado. Poco faltó, tan sólo ocho segundos, para que el Discovery lograra un doblete inesperado.

Por fin, ayer primó el espectáculo deportivo. Tres corredores lucharon por la victoria final. Se vaciaron por un objetivo y los aficionados disfrutaron más que nunca. Ciclismo en carne viva. Lucha de poder a poder. Intensidad. Y sufrimiento. Explosión de emociones. Una hora después no cambio nada respecto a la salida, Contador, Evans y Leipheimer, pero el esfuerzo y el sacrificio fueron los grandes protagonistas.

Las ocho primeras posiciones quedaron igual. Es decir, que Zubeldia no pudo recortar el medio minuto que tenía de desventaja sobre Sastre, es más, el abulense fue mejor en la crono. Sí que avanzó una posición Astarloza pues Soler fue una presa propicia, y el guipuzcoano acabará en una sensacional novena plaza en los Campos Elíseos.