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Imaz insiste en el pacto con el Estado mientras Egibar invoca el derecho a decidir

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Kepa PETRALANDA |
 

Josu Jon Imaz está totalmente inmerso en el proceso que culminará el próximo otoño en la renovación de la dirección del PNV que actualmente preside. El mensaje del dirigente jeltzale centró el acto político celebrado ayer en Sabin Etxea, con motivo del 112 aniversario de la fundación de este partido.

Imaz lanzó un claro mensaje de consumo interno, pero convenientemente aderezado con referencias a Europa y a cómo deben establecerse, a su juicio, las relaciones con el Estado español, sin dejar pasar la oportunidad de volver a marcar distancias con la izquierda abertzale.

El actual presidente del EBB del PNV estuvo acompañado de destacados dirigentes de este partido, como Iñigo Urkullu, Josune Ariztondo, José Antonio Rubalkaba o Gorka Agirre; una nutrida representación institucional conformada, entre otros, por consejeros como Javier Balza o Gabriel Inclán; el diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao; el alcalde de Bilbo, Iñaki Azkuna; el ex lehendakari José Antonio Ardanza y el ex consejero de Interior Juan María Atutxa.

Tras los sones del txistu y el tanboril, los dirigentes del PNV avanzaron desde Sabin Etxea hasta los Jardines de Albia, en donde esperaban más representantes políticos de este partido y, al pie de la estatua de Sabino Arana, el propio presidente jeltzale recogió un ramo de claveles rojos y blancos de manos de dos niños ataviados con vestidos tradicionales para depositarlo en el lugar. Tras un aurresku de honor y el ``Agur jaunak'', la comitiva volvió sus pasos hacia Sabin Etxea, en cuyo hall se celebró el acto político.

Apenas dos semanas después de que varios medios publicaran el artículo de opinión en el que el propio Imaz rechazaba la posibilidad de acometer una consulta popular sin un acuerdo político previo «entre las diferentes sensibilidades y tradiciones políticas», una eventualidad que Imaz rechaza al ligarlo con «un escenario de acumulación de fuerzas», el dirigente jeltzale vinculó «al acuerdo y al pacto» las decisiones que pudiera adoptar la ciudadanía vasca por libre voluntad democrática.

«Consenso entre diferentes»

Abundó, por un lado, en «el pacto interno en la sociedad vasca» que requiere, a su juicio, «un consenso suficiente entre diferentes» y citó, a continuación, «un pacto con el Estado (español)» que exigiría, simultáneamente, «el respeto en las Cortes Generales al acuerdo alcanzado en Euskadi y con una decisión de la ciudadanía vasca sobre ese acuerdo previo».

Posteriormente, en su apuesta por «seguir construyendo» la nación vasca retrocedió hasta 1991, para referirse al manifiesto ``Hacer nación día a día'' que su partido hiciera público con motivo del Aberri Eguna, en el que se hablaba de «la contraposición de quienes entienden el nacionalismo a partir de una definición nítida y previa del marco jurídico-político, necesaria para iniciar la construcción de la nación vasca, y quienes pensamos que la nación se hace día a día desde el interior, desde la potenciación de la economía, el bienestar y la defensa de nuestras señas de identidad».

«Liderazgo de largo alcance»

Con esa retrospectiva hacia las posiciones neoliberales de ayer y hoy, el político de Zumarraga requirió, «para llevar adelante» el reto de los objetivos que se marca el PNV, «un liderazgo de largo alcance que plantee objetivos movilizadores en esta época de desencanto político y compromiso escaso», aplicando fórmulas del pasado.

«Hemos ejercido el liderazgo político durante todos estos años porque nadie como nosotros ha sabido conectar y hacer un proyecto atractivo para las mayorías y los sectores sociales más dinámicos del país», aseguró Josu Jon Imaz, que a continuación propuso escuchar «la polifonía de la sociedad vasca y proponerle objetivos ambiciosos» al objeto de «construir país», en clave, ahora, de «identidad, innovación y solidaridad».

Fue a partir de ese momento cuando su discurso se adentró en la realidad interna de su partido. Utilizó el pretérito para referirse al «tiempo difícil», como si las aguas hubieran vuelto a su cauce tras el proceso que le aupó a la dirección hace casi cuatro años. Añadió que la sociedad «ha percibido» la división en el seno del PNV y se incluyó entre quienes tienen «la responsabilidad añadida de favorecer las soluciones integradoras».

En la parte final de su discurso, aseguró Imaz que «nuestro deber ético y político es fortalecer la cohesión interna del PNV; poner lo mejor de nosotros mismos para conseguirlo es el mejor servicio que podemos ahora hacer a los valores que representamos».

El ofrecimiento de pacto realizado a mediodía por Josu Jon Imaz, que recoge la exigencia de «respeto de las Cortes Generales al acuerdo alcanzado en Euskadi», fue contestado en Madrid por el portavoz del PSOE en el Congreso español, Diego López Garrido, quien indicó al presidente del PNV que la Constitución española es el «pacto supremo democrático». López Garrido recalcó que ese texto constitucional ha permitido «marcar la hoja de ruta que ha llevado al país a tener los mejores años de su historia» y añadió que en esta legislatura se han aprobado reformas «muy importantes» de estatutos que han «extendido» la autonomía de varias comunidades.

Por su parte, Eduardo Zaplana, portavoz del PP en la misma institución, replicó al líder del PNV que la soberanía nacional española «no se puede suplantar por ningún otro órgano por importante que éste sea ni por ningún otro centro de decisión». Aunque admitió, al igual que López Garrido, que no conocía con exactitud las declaraciones de Imaz, Zaplana le advirtió de que «por encima de todo se encuentra la «soberanía nacional», un hecho, a su juicio, «indiscutible a estas alturas»; el dirigente del PP fue más allá al señalar que «nadie en su sano juicio, ni siquiera el Gobierno o el PSOE», puede cuestionar «ese axioma». GARA

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