Mikel Irujo Amezaga y Jill Evans Eurodiputados de Eusko Alkartasuna y Plaid Cymru de Gales
Pactos de gobierno en la Unión Europea: sólo falta Navarra
Lo peor de todo es que Europa nos vuelve a señalar ejemplos y en nuestra Comunidad Foral volvemos a darles la espalda
Se dice que todas las comparaciones son odiosas, pero hay algunas que resultan inevitables. Mientras aquí todos vemos que se escapa una oportunidad para dar un giro en el Gobierno foral, en otras partes de nuestro continente se han alcanzado acuerdos de gobierno sin ningún tipo de complejos. Es el caso de Gales. El pasado 27 de junio se firmó un acuerdo de gobierno entre laboristas (equiparables a los socialistas de aquí) y el Plaid Cymru (sin duda, UPN y sus acólitos lo calificarían de perverso nacionalista), es decir, entre socialistas y nacionalistas. En primer lugar reconocen que «los ciudadanos de Gales deseaban un gobierno de consenso progresivo». Primera coincidencia. No debemos olvidar que aquí fue UPN quien convirtió las elecciones forales en un plebiscito. «Navarra no es negociable», «Navarra no es moneda de cambio», «que tengan en cuenta que si dan el voto al PSN será para configurar un gobierno con los nacionalistas vascos» (Alberto Catalán, 23 de abril), etc. Y perdieron. UPN y CDN perdieron la mayoría absoluta y con ello el plebiscito. La mayoría consciente de Navarra votó por el cambio.
El pacto en Gales no ha sido fácil. «Más que cualquier cosa, ha requerido, y requerirá, una nueva madurez en ambos lados», dicen los firmantes. Estas negociaciones han requerido valor, porque esto es un paso histórico para nuestros partidos, porque la creación del Gobierno ha sido posible gracias a la búsqueda de consensos. El programa de gobierno reconoce explícitamente la «diversidad geográfica, social, lingüística y cultural del País de Gales», puesto que tienen por objetivo construir una nación fuerte y con confianza (allí los laboristas no tienen ningún complejo en afirmar y reconocer el carácter nacional de Gales o Escocia), que «creará un futuro fructífero y que creará prosperidad y empleo en las comunidades, incluyendo medidas de apoyo a la lengua galesa».
En el ámbito lingüístico, el objetivo es apostar por una cultura rica y diversa, que «promueva el País de Gales como una nación bilingüe y multicultural, puesto que la lengua galesa pertenece a todos como parte de nuestro legado nacional, identitario y de interés común». Así las cosas, se comprometen a trabajar «para asegurarnos de que más gente, jóvenes y mayores, puedan aprender la lengua galesa y fomentar a que prospere como lengua de País de Gales».
Asimismo, el acuerdo promete proceder a la convocatoria de un referéndum para asumir más competencias y reformar la Asamblea parlamentaria (ambos partidos adquieren el compromiso de realizar una campaña en el referéndum basada en la buena fe). En resumen, los laboristas galeses reconocen el carácter nacional, se comprometen a promover el bilingüismo y van a celebrar un referéndum para ampliar las competencias de la Asamblea de Gales. ¡Ojalá el Sr. Puras tuviera las cosas tan claras para Navarra! Pero, además de estas claves, el acuerdo incluye un sin fin de medidas progresistas como la protección de los servicios públicos, promover la igualdad, reforzar la financiación del sistema de salud, desarrollo presupuestario de los servicios sociales o fomentar un desarrollo sostenible. Y todo esto también forma parte central del programa de Nafarroa Bai. El objetivo en Gales es «lograr una Gales justa, próspera y con confianza, que es lo que reclaman sus ciudadanos». Un gobierno hecho sin complejos y con mucha ilusión y confianza.
En marzo, Carlos García Adanero, entonces portavoz de UPN en el Parlamento Foral, declaró que «Navarra le importa bastante poco a Zapatero y está dispuesto a dar Navarra porque desconoce absolutamente lo que es y que el PSN no tiene la fuerza suficiente para decirle a José Luis Rodríguez Zapatero que con Navarra no se juega». Además añadió que «la dirección del PSN no dice nada porque está elegida a dedo por Ferraz». De hecho, dos meses más tarde, y aún en ambiente pre-electoral, Blanco respondió desde Madrid que «UPN debería hacer mucha penitencia si quería pactar con el PSN» (16 mayo). Siempre hemos querido creer que el primero se equivocaba, pero hoy por hoy, nada invita al optimismo. Lo peor de todo es que Europa nos vuelve a señalar ejemplos, y en nuestra Comunidad Foral volvemos a darles la espalda. Cuando, además de Gales, uno se entera de que Escocia y Baleares han emprendido ese camino y han pactado gobiernos de progreso resulta, si cabe, más inexplicable el hecho de que en Navarra no vaya a ser posible. Será, una vez más, que tenemos mucho que aprender de Europa.