¿Quién se dopa? Se dopa todo deportista que da positivo en un análisis. Es decir, la persona a la que tras un análisis, le encuentran alguna sustancia en su organismo que aparece en una lista. La lista, es decir, las sustancias dopantes, suelen cambiar cada año, por lo tanto hay que estar a la última, porque la pócima de la tortuga también puede aparecer en la lista cualquier día y yo sin enterarme.

Yo admiro a los ciclistas, a todos y a todas, a los que suben los grandes puertos, a los que van de paseo y a los que disputan la subida a Tximelarre. Hay un gran grupo de ellos que sale a disfrutar en la carretera o en el monte con su bicicleta. Otros tienen que ganar, para ello cuentan con las mejores bicicletas y los mejores médicos, y para ganar, sea el Tour de Francia o la Quebrantahuesos, están dispuestos a poner en peligro su salud, lo saben, son conscientes de ello y lo asumen. Es un aliciente que le encuentran a la vida. Para otros puede ser conducir a 200 kilómetros por hora, poniendo en peligro su vida y la nuestra.

Unos de los últimos ganadores y ganadoras del Tour, Lance Armstrong, Joane Somarriba o Alberto Contador han sufrido graves enfermedades antes de conseguir sus victorias. En su lucha por la vida, tampoco habrán escatimado en conseguir los mejores médicos y los mejores tratamientos con las sustancias necesarias, sin preocuparse de que estas aparezcan en la lista o no.

Yo admiro a los ciclistas que tras circunstancias de la vida se esfuerzan en hacer una vida normal día a día y compiten porque les gusta. Son Javier Otxoa, Aitor Oroza y muchos más, como el nadador Richard Orive, los del equipo de Ba- loncesto Zuharrak y mucho más anónimos, que le hacen frente a la vida con dignidad, con los productos necesarios, los de la lista o los que no están en la lista.

De verdad, uno de los deportes que más me llaman la atención es la gimnasia rítmica. Niñas de entre 8 y 13 años, que raramente llegan al metro y medio, que entrenan diez horas al día y... no se dopan, pero ¿disfrutan de la vida?