Feria de La Blanca
No se puede llegar tarde a un partido contra Titín y Pascual
Bengoetxea VI y Beloki encajaron al inicio un parcial de 8-0 que marcó el devenir del encuentro. Sus rivales manejaron la ventaja con comodidad.
BENGOETXEA VI - BELOKI
Imanol INTZIARTE | GASTEIZ
En un tic-tac, 8-0. Un arranque inmejorable o pésimo -según para quién- que marcó el devenir de la primera semifinal del Torneo de La Blanca. Un Oinatz Bengoetxea inseguro y un Rubén Beloki ejerciendo de recadista de Iñigo Pascual. Titín III se relamía. El dinero, doble a sencillo después de los dos primeros tantos.
El hueco estaba hecho y sólo faltaba mantenerlo. Lo clavaron, porque fueron ocho los tantos de ventaja al final de la contienda. Los azules iban camino del ridículo y no estaban dispuestos a beberse ese amargo trago. Despertaron. Oinatz se sacó de la manga un dos paredes y dos cortadas a pared izquierda (8-3), al tiempo que su zaguero se sacudía el dominio de Pascual. No mandaba, pero al menos había equilibrio.
Poquito a poco, como las hormiguitas, los azules iban limando distancias. Los aciertos del delantero de Leitza -gran dos paredes desde el ancho en el 11-8- y algunos de los escasos errores de sus rivales -sumaron sólo cuatro en todo el choque- apretaban el luminoso. Dos tantos de diferencia (11-9).
Olía a voltereta, pero Titín tiró de repertorio para impedir el empate (13-9). El riojano ha sumado un hat-trick este fin de semana: tres partidos, tres victorias. Y pasado mañana, a luchar por el título. El suyo es un depósito de combustible sin fondo.
La contienda se convirtió en un tira y afloja. Los unos, para mantener lo que habían logrado de inicio. Los otros, para corregir el desaguisado. La batalla se mantuvo hasta el 15-12. Dos errores de los azules, un saque, una pelota muerta de Titín en el txoko y un pelotazo de Pascual casi hasta el rebote dejaban todo el pescado vendido (20-12).
Faltaba la puntilla, cumplir el expediente de llegar hasta el cartón 22. No se veía a Doña Remontada sentada en las sillas del Ogeta. Se quedó en casa. Cuando, sobre el papel, los rivales son favoritos, no se puede llegar tarde al partido. Más frente a dos rivales que, en total, sumaron quince aciertos por cuatro errores. No regalan.Una lección para quienes logren el otro billete a la final.