Jon Odriozola Periodista
Transversalidad
Como iba diciendo, la segunda ecuación que expresa la Ley de Gauss para el campo magnético dice que el flujo neto magnético a través de cualquier superficie cerrada es siempre cero, o sea, las líneas de campo son siempre cerradas, ¿estamos? Hay que decir que hay científicos que siguen buscando la posible existencia de monopolos magnéticos (lo que implicaría que las Ecuaciones de Maxwell, jejé, no son del todo correctas). Y eso que si hay algún principio físico conocido por todo el mundo -incluido yo, oches-, es esa conocida frase de polos opuestos se atraen, polos iguales se repelen. Claro que los que somos partidarios del Cero Absoluto sabemos -listos que somos- que la cosa cambia a altas temperaturas, oséase, que las variaciones (del campo magnético terrestre, que no os enteráis) incluyen inversiones polares, es decir, a ver si me entendéis, los polos norte y sur se intercambian y tal, llegando incluso a casi desaparecer durante algunas temporadas. Así que no hay lugar para tanto asombro, ¿me explico?
Bueno, cuando a uno le mencionan lo de la inversión de los polos, supongo que es fácil imaginarse una especie de imán gigante dentro de la Tierra que de vez en cuando se da la vuelta girando 180 grados. Así que en algún momento debe pasar por ese «medio camino» que supone tener los polos en el ecuador. Pero la realidad es muy diferente. No se sabe con certeza el mecanismo exacto que genera nuestro campo magnético planetario, pero sí se tiene bastante seguridad de que está producido por las corrientes internas del núcleo (que está formado en un 80% por hierro, oyes) y de ahí la rotación terrestre, ignorantes, que eso es lo que sois. No sé por qué me tomo tanto trabajo.
Y es que, mire usted, para utilizar la brújula hay que girar el soporte de la aguja hasta que el punto marcado como norte coincida con la mitad de la aguja que apunta al norte (que debería estar diferenciada de la otra mitad para distinguir el norte del sur, o sea, que si no entendemos esto es que estamos todos tontos, menos yo, claro). Así que,dicho en argenta, en plata, paletos, que uno es poeta, o en crisoberilo rubeniano, de nada sirve que te digan que cuando la aguja llegue a la marca del este o el oeste hay que refugiarse, porque dependiendo de cómo cojas la brújula, así o asá, ¿vale?, la circunferencia graduada estará orientada de forma diferente, que hay que explicarlo todo, cohone.
¿Hablamos de la inclinación del eje de rotación terrestre, ein? Qué fuerte, ¿no? Posverausté, pardillo, si el eje terrestre fuera o fuese perpendicular al plano de la órbita, ¿me sigue?, el sol (que más calienta) incidiría siempre de forma perpendicular en el ecuador (capital Quito). Más claro, agua, o sea. Y no me toquéis mucho los potros porque empiezo a conferenciar sobre las curvas loxodrómicas o equinoccios y solsticios, que no sé ni porqué me habéis votado, seguro que para joderme, cabrones.
Ahora en serio, ¿ha entendido el público lector -como decían los cursis franquistas- algo de lo aquí escrito? Nada. Yo tampoco. Sólo me limité a tratar de explicar en qué consiste ese último crecepelo que llaman «transversalidad» en política. No saben ya qué inventar estos jetas.