Maite SOROA
El adiós de Puras
Las aguas bajan revueltas en Nafarroa, y la prensa, aunque difiere en los motivos, veía lógica la dimisión de Puras, víctima de la riada.
Según el editorial de ayer de «El País», el primer error del PSN fue «creer que convenía a sus intereses y a los de las instituciones forales negociar por separado los principales puestos en disputa: la alcaldía de Pamplona, la Mesa del Parlamento regional (...)», y el segundo «adoptar un papel protagonista que no se correspodía ni con el respaldo electoral del que dispone ni con el contexto político que contribuyeron a crear la estrategia antiterrorista del Gobierno de Zapatero, por un lado, y la desmesura de la oposición del Partido Popular, por otro». Es decir, que sólo en Madrid saben qué conviene y qué papel deben adoptar los demás para que se corresponda con el contexto político (suyo), al margen del deseo de los ciudadanos.
El editorialista de «El Mundo» recogía que «Puras admitió en su despedida que si en el futuro el PSOE no atiende a las bases y respeta la autonomía de sus decisiones, existe el riesgo de que el actual `desajuste' acabe provocando incluso una escisión en el partido». Están locas estas bases, pero ellas no tienen la culpa, pues «Zapatero es el primero que ha dado alas a las aspiraciones del PSN al haber consentido que otras federaciones socialistas alcanzaran acuerdos de gobierno con nacionalistas radicales, incluso independentistas (...)». ¡Qué horror! Ya se sabe que lo sano y decente es gobernar con la extrema derecha.
Diferente punto de vista ofrecía «Diario de Noticias» en su editorial. Como consecuencia de la actitud del PSOE observaba «Una continuidad de la derecha que rezuma provisionalidad e imposición de intereses ajenos a Navarra». Sin embargo, «Puras continúa como miembro de la ejecutiva, donde tiene la responsabilidad del área institucional, es decir, podría ser el encargado de negociar con Sanz los apoyos del PSN. Una labor que le exigirá un esfuerzo importante si son ciertas su defensa de la pluralidad real de la Navarra del siglo XXI y del pacto alcanzado con NaBai e IU» y, no se lo pierdan, «su rechazo a la política de exclusión institucional que se quiere imponer a los casi 80.000 navarros que votaron a la coalición vasquista (...)». Que pregunten sobre exclusión institucional a los 17.000 navarros cuyo voto invalidaron sin que ello a algunos les mereciera muy poquita preocupación.