CUMBRE TURCO-IRAQUÍ
Ankara y Bagdad combatirán «con todo el esfuerzo posible» contra el PKK
Nuri al-Maliki y Recep Tayyip Erdogan firmaron ayer un documento en el que se comprometen a combatir «con todo el esfuerzo posible» contra los guerrilleros del PKK, especialmente en Kurdistán Sur. La visita de al-Maliki a Ankara se produjo tras meses de amenaza de invasión turca y en un momento en el que se suceden las deserciones en el Gobierno de Bagdad.
ANKARA
El primer ministro de Irak, Nuri al-Maliki, y el de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, se reunieron ayer en Ankara con el fin de limar las asperezas que enfrentan a ambos gobiernos sobre la presencia de guerrilleros del PKK en Kurdistán Sur, desde donde, según las acusaciones turcas, partirían los comandos que atacan intereses turcos en Kurdistán Sur y en el resto del Estado.
Ambos mandatarios firmaron un documento en el que se comprometen a «luchar con todos los esfuerzos posibles para acabar con la presencia en Irak de la organización terrorista PKK», declaró Erdogan tras la reunión en una conferencia de prensa conjunta con al-Maliki.
Según señalaron ambos, el documento de Ankara tiene que ser desarrollado hasta convertirse en un amplio acuerdo dirigido exclusivamente a luchar contra el PKK en Kurdistán Sur. Para ello, una delegación iraquí viajará de nuevo a Ankara.
Al-Maliki destacó que su Gobierno «está de acuerdo con Turquía sobre la lucha contra el terrorismo, incluido el del PKK» y agregó que «Irak no permite al PKK estar en su territorio y no lo permitirá».
Turquía considera que ni Washington -aliado de Ankara- ni Bagdad están realizando las acciones necesarias para impedir la actividad de los guerrilleros kurdos. Por ello, tanto Erdogan como el general Yasar Büyükanit, máximo dirigente del Ejército turco, han amenazado con invadir Kurdistán Sur para desmantelar las bases del PKK. De hecho, Ankara ha desplegado más de 200.000 soldados en Kurdistán Norte, que, en teoría, estarían preparados para esta operación militar.
Desde Arbil, el primer ministro del Gobierno autónomo de Kurdistán Sur, Nechirvan Barzani, quiso quitar importancia a a las diferencias con el Gobierno turco.
Barzani subrayó que actualmente, en Kurdistán Sur, están desplegadas tropas turcas con el visto bueno de las autoridades kurdas. Junto a ello, instó a todos los dirigentes políticos kurdos a mantener contactos con Ankara para superar lo que calificó de «discrepancias» sobre el PKK.
«Esperamos que la visita de al-Maliki sea el comienzo de la resolución de los problemas. Estamos dispuestos a dialogar con Turquía en cualquier momento», añadió Barzani.
Nada más aterrizar en Ankara, al-Maliki destacó que su viaje a la capital turca tenía como objetivo «incrementar la cooperación en ámbitos como seguridad, comercio o economía».
Sin embargo, lo cierto es que la posición con la que llegó al-Maliki a Ankara no era la más adecuada para negociar nada, puesto que el lunes se conoció que una nueva formación sunní, la Lista Iraquí, decidió abandonar el Gobierno de Bagdad, que, de este modo, ha dejado a los seguidores de esta religión en el Ejecutivo.
Son ya 17 -de un total de 40- los ministros que han abandonado el Gobierno de al-Maliki. Anteriormente, habían dejado el Ejecutivo el Frente de la Concordia Iraquí (suní) y el Bloque al-Sadr (chií). Uno de sus pocos apoyos -al margen de los ocupantes EEUU- son los partidos kurdos.
Aunque desde Washington y Bagdad se han dirigido a Erdogan para tratar de impedir que se produzca la invasión de Kurdistán Sur, el primer ministro turco tiene otro flanco abierto con el Ejército.
Presión militar en Ankara
Erdogan y su partido, el islamista AKP, se acaban de imponer en las elecciones legislativas anticipadas que se han celebrado en Turquía, pese a las presiones de los sectores laicistas-kemalistas y del propio Ejército, que se manifestaron en contra de que el ministro de Exteriores, Abdullah Gül, pudiera acceder a la Presidencia de la República pese al apoyo popular recabado.
El incremento de ataques armados por parte del PKK contra intereses turcos y el acceso al Parlamento de Ankara del ultranacionalista MHP han impedido que la cuestión de la invasión de Kurdistán Sur haya podido archivarse.
Entre las peticiones concretas de Ankara a Bagdad se encuentran la de que se clausuren las oficinas del PKK en Kurdistán Sur, que se detenga a sus dirigentes, que se impida el suministro de armas y suministros a los guerrilleros y que se bloqueen las emisiones de televisión y radio de los insurgentes.
Sin abandonar el conflicto kurdo, Erdogan también instó a al-Maliki a posponer el referéndum previsto para decidir si Kirkuk se incorpora al ente kurdo. Turquía teme que la incorporación de esta ciudad, muy rica en yacimientos petrolíferos, a la autonomía kurda pueda suponer un impulso a las demandas de independencia a ambos lados de la frontera entre los dos estados.
La comparecencia de Erdogan y al-Maliki se retrasó varias horas porque, al parecer, había discrepancias sobre los términos en los que debía redactarse el acuerdo que presentaron conjuntamente.
Un teniente turco falleció ayer y dos guardias rurales resultaron heridos por la explosión de una mina, cuya colocación se atribuyó a guerrilleros del PKK, en la provincia kurda de Hakkari, según informó la agencia turca Anadolu.
El Gobierno autónomo kurdo aprobó una ley que, al igual que la iraquí, permite vender el petróleo a los extranjeros. Esta norma se aplicaría a la ciudad de Kirkuk, rica en petróleo, si se incorpora a la autonomía kurda tras el referéndum.
El ministro saudí de Exteriores, Saud al-Faisal, anunció ayer que una delegación de ese país visitará Bagdad la próxima semana para estudiar la reapertura de su embajada en la capital iraquí. EEUU había pedido que se adoptara esta medida.
Policías y soldados iraquíes mataron ayer a seis insurgentes y detuvieron a otros 84 en varias redadas en Bagdad y cercanías, según informaron los medios locales.
Por otro lado, un total de 22 cadáveres han aparecido en apenas 24 horas en distintos puntos de Bagdad, según fuentes policiales iraquíes, que explicaron que tenían las manos atadas y los ojos vendados, además de mostrar numerosos impactos de bala en distintas partes del cuerpo.
Asimismo, un soldado británico murió durante un ataque registrado en Basora, según confirmó el Ministerio de Defensa, en Londres. El militar falleció al ser atacado con armas ligeras en el transcurso de una operación el lunes en el distrito de al-Fursi de esa ciudad del sur de Irak.
Otro soldado estadounidense murió ayer tras ser alcanzado con explosivo EFP, capaz de traspasar los blindajes, el vehículo en el que patrullaba en una zona al oeste de la capital iraquí.
El número de soldados de Estados Unidos desplegados en Irak ha llegado a su cota máxima en los cuatro años de invasión, alcanzando los 162.000 militares, debido a la presencia simultánea de aquellos que están a punto de partir y de los que han llegado para relevarles.
El Pentágono destacó que se ha superado la cifra de 161.000 soldados, que se desplegaron con motivo de las elecciones en Irak, aunque negó que esta circunstancia se deba a un cambio en la política de EEUU en el país árabe, «ya que se trata de una cuestión coyuntural».