Alrededor de tres mil agentes y soldados israelíes participaron ayer en el operativo para evacuar a dos familias de colonos que se habían instalado de forma ilegal en comercios del mercado mayorista de la ciudad cisjordana de Hebrón y que esta- ban apoyadas por cientos de adolescentes y jóvenes ultraderechistas. Fuentes policiales señalaron que quince de sus agentes y catorce colonos o activistas de la ultraderecha resultaron heridos leves, y que trece más fueron arrestados.

Avshalom Peled, subcomisario de la Policía, manifestó que sus hombres actuaron con «contención» y que «no hubo grandes expresiones de violencia».

La evacuación la llevaron a cabo cientos de agentes de la Policía de Fronteras y una unidad del Cuerpo de Defensa Civil -especialista en desarmar estructuras-, apoyados por miles de efectivos militares que se encargaron de aislar la zona.

Los 200 radicales atrincherados, en su mayoría adolescentes, lanzaron piedras, aceite y objetos a los agentes, además de colocar alambre de espino y quemar neumáticos en el mercado para impedir la entrada de los efectivos que los iban a desalojar. «Es un acto de protesta contra una injusticia del Gobierno, que no ha respetado un acuerdo», indicó uno de los líderes del Comité Judío de Hebrón.

Núcleo más duro

Los hechos ocurrieron en un mercado palestino vacío en el que los colonos judíos de Hebrón, el núcleo más duro de la derecha israelí, tomaron hace ocho meses tres locales con el argumento de que fueron propiedad de la antigua comunidad judía de la ciudad.

El Ejército israelí se reglegó de un 80% de Hebrón, en virtud de un acuerdo de finales de los noventa del siglo pasado, entre el ex primer ministro judío Benjamín Netanyahu y el entonces presidente palestino Yasser Arafat, y, desde entonces, miles de soldados vigilan a los colonos judíos en el 20% restante. El mercado quedó dentro de la zona controlada por el Ejército, que en setiembre de 2000 lo cerro al paso de los palestinos. Los colonos aprovecharon ese vacío para reclamar los inmuebles y apoderarse de tres sin el consentimiento del Gobierno israelí.

La operación ha evidenciado la división en la sociedad israelí sobre la legalidad de los asentamientos. Doce soldados fueron juzgados el lunes por negarse a participar en el desalojo, pese a que su misión era sólo vigilar el operativo desde fuera, por ir contra su conciencia y atendiendo a la orden de los rabinos.