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La dimisión de Puras, ¿un cortafuegos para los críticos?

La incertidumbre sobre el papel del líder dimitido sigue después de un año, tras sus imposibles equilibrios en la cuerda floja: proceso- no proceso, nuevo- viejo gobierno... La renuncia ha blanqueado la imagen de Puras, al que agrupaciones críticas instaron a abanderar un giro en el partido, aunque nadie sepa si está a favor o no de un nuevo gobierno

Ramón SOLA

En el PSN quedan todavía muchas páginas por escribirse tras el terremoto causado por la orden de Ferraz. No está despejada, por ejemplo, la duda sobre la existencia efectiva de un sector crítico homogéneo, organizado y potente. Tampoco la relativa al motivo real de la dimisión de Fernando Puras como portavoz del partido. Conforme pasan los días parece cobrar fuerza la tesis de que con la comparecencia en la que trasladaba su renuncia al cargo en realidad Puras no se bajaba del barco de Chivite, sino que trataba de quitar a Lizarbe el timón de la nave que los críticos todavía tienen que echar a la mar, cuando la tempestad vaya amainando.

Las incógnitas sobre su papel, en realidad, acompañan a Puras desde su irrupción y son el mejor reflejo de las vacilaciones del PSOE sobre Nafarroa. Hace ahora un año, en un momento en que Zapatero sabía perfectamente que la cuestión de la territorialidad era clave para las opciones de llevar a buen puerto un proceso de paz y que las elecciones de 2007 eran decisivas en este sentido, Ferraz descartó como candidato a Chivite -quemado hacía tiempo para esa causa- pero escogió a Puras -que no se había separado un milímetro de sus planteamientos-. A Puras le tocó hacer los equilibrios en la cuerda floja (proceso-no proceso, nuevo gobierno-viejo gobierno...) hasta las urnas. Después se hizo acompañar de un experto en márketing en la negociación con NaBai e IUN. Y al final se confir- mó lo que se preveía: que ése no era un candidato ni para el cambio de marco y ni siquiera para el cambio de gobierno.

El día en que compareció para anunciar su renuncia se entendió que dejaba la política, pero Carlos Chivite no tardó en aclarar que seguiría en la Ejecutiva y en el puesto clave de responsable de Política Institucional, por lo que continuará teniendo una interlocución muy directa tanto con UPN como con NaBai. Por si quedara alguna duda, Puras confirmaba el domingo en ``El País'' que sigue y que continúa haciendo de equilibrista, ahora sobre la cuerda floja del discurso de prometer oposición tras dar el Gobierno a la derecha. Así, en dos semanas ha pasado de vaticinar una ruptura a decir: «No creo en absoluto que haya riesgo de escisión».

La tarde en que Puras dimitió quedó claro que aquello no era más que un cortafuegos, un dique contra la amenaza de incendio en el seno del partido. Pero queda por ver si no será un cortafuegos de más largo recorrido, si Chivite -calcinado políticamente en esta crisis-, Zapatero y Blanco no aspirarán en el fondo a que Puras -blanqueado políticamente por la dimisión- llegue a ser el líder de la alternativa interna en detrimento de otras opciones más rupturistas con la historia del PSN.

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