Hace unas semanas un afiliado a nuestro sindicato recibió la comunicación de una multa por exceso de velocidad en la A-8 a la altura de Barakaldo.

Con todas las multas que se tramitan cada día por Tráfico, el asunto no tendría la consideración de noticia si no fuera por las circunstancias de la misma.

En dicha notificación se le imputaba conducir a 233 kilómetros por hora, según velocidad captada por radar fijo.

Si ya de por sí resultaría difícil, e incluso imposible, para la mayoría de los vehículos, alcanzar y conducir a esa velocidad en un punto tan frecuentado de tráfico, más lo es si, como es el caso, lo que se conduce es una furgoneta IVECO de servicio público de transporte.

El estupor del conductor al recibir la multa fue tal que después del susto inicial está pensando ofrecer su vehículo a una de las escuderías de la Fórmula 1.

Bromas aparte, y aunque es de mencionar que a escasos días de la notificación Tráfico recuperó la cordura y resolvió la inexistencia de responsabilidad, es exigible a la autoridad competente que, antes de tramitar una denuncia tal, revisen los radares y eviten la pérdida de tiempo y trabajo de los afectados en trámites burocráticos.