Debería ser una noticia muy destacada la salida directa en dvd de la primera película norteamericana íntegramente realizada durante los Sanfermines de Iruñea, y de la que tuvimos conocimiento de su rodaje hace cuatro años. Es la ópera prima del realizador independiente Kevin Noland, quien a su manera sigue los pasos de Hemingway a través de una cultura que le resulta extraña y desconocida. La suya es, en consecuencia, la mirada de un extranjero, por lo que no acierta a distinguir los falsos tópicos de las realidades enraizadas, un error hasta cierto punto disculpable. Sin embargo, creo que el joven gringo da una lección a los cineastas locales, en cuanto a elegir unos escenarios naturales que a los que los tienen delante de las narices les suelen pasar desapercibidos. Sabe meterse en la fiesta con su cámara, considerando lo difícil que es filmar con actores en pleno bullicio, ya sea en el encierro o en el chupinazo. Pero lo mejor son las escapadas, cuando los protagonistas se van de pesca al río Irati o a la Foz de Lumbier y se pasean por Zubieta o Indurain.

Lo que ya no tiene justificación es el reparto, al conceder el rol de la nativa que servirá de guía a la actriz chilena Leonor Varela, cuando todavía no había protagonizado junto a George Clooney y a las órdenes de Robert Rodríguez, el anuncio de Martini que la ha hecho famosa. Una vez más, también en una película independiente, se impone el estereotipo latino que la mentalidad yanqui aplica al sur de Europa, sin hacer la más mínima diferenciación. La película empieza bien poniendo sonido de txalaparta a una persecución callejera, pero nada más entrar en acción la protagonista femenina, la banda sonora incorpora aires fronterizos mexicanos, conectándolos con la asociación figurada entre espectáculo taurino y juegos de seducción. Exotismos a un lado, «Americano» es un retrato generacional sobre la desubicación de un grupo de universitarios.