Iñaki Uriarte Arquitecto
Concejala de Cultura y tortura
La primera actividad pública que desempeñó este cargo político a las seis horas de su proclamación fue asistir a la matanza pública de toros en el ruedo sanguinario
Hace dos meses, el pasado día 16 de junio, se constituyeron las nuevas corporaciones en los ayuntamientos de Euskal Herria, muchas de ellas con rapiña de votos. Pero hubo uno, Bilbo, donde coincidieron unos hechos deplorables. Para el cargo de concejala de Cultura y Educación se ha nombrado a la Sra. Ibone Bengoetxea (PNV), que ya tenía un pésimo antecedente en su anterior gestión como concejala de Circulación y Transportes.
La ciudadanía de Bilbo, ni ninguna sociedad sensible, no podrá olvidar jamás su escalofriante desinterés en la colo- cación de un reiteradamente solicitado semáforo en Basurtu, que por su carencia motivó la muerte de los hermanos Aitor y Oihane Aginako el 3 de enero de 2006, y su posterior indiferencia. A usted lo que le importa es el puesto. Si la población pudiese simplemente opinar sobre las personas elegibles, estaría en la lista del olvido. Pertenecer a un partido sin escrúpulos en la elección de representantes tiene esta ventaja.
La primera actividad pública que desempeñó este cargo político a las seis horas de su proclamación en la tarde de dicho día fue asistir a la matanza pública de toros en el ruedo sanguinario para conmemorar el 707 aniversario de la fundación de la villa. Criminal festejo representativo de lo más denigrante de España, pero que tanto entusiasmo crea en un partido político que se define como nacionalista vasco y en la villa acude en pleno a este recital de la muerte. Sabino Arana se lo diría mejor y más claro.
¿Cómo es posible que una persona pueda ejercer equilibradamente un cargo de tanta responsabilidad sensitiva embrutecida por tanta crueldad? La cultura y la educación no pueden vincularse con la tortura y la matanza. Está usted en una enorme contradicción de responsabilidad ideológica, moral y social, un caso único en la civilización actual. Para que el ridículo no se extienda más todavía por el mundo como una característica del llamado efecto Bilbao, elija: o cultura o tortura. Ahora tendrá la oportunidad de decidir si es preferible saturarse de irracionalidad, brutalidad, sangre en la próxima matanza de 54 toros en la Aste Nagusia. Exquisita preparación para interesarse luego por aquello por lo que cobra un dinero público. Algo muy preocupante y vergonzante.
Finalmente una pregunta. Ya que todavía no ha hecho, ni creo que haga, ninguna declaración programática de su futura actividad ¿mantendrá el nefasto estilo continuista de una larga estirpe de nefastos concejales de, presuntamente, Cultura, Mikel Ortiz de Arratia, Jon Gangoiti, Joseba Inchaurraga, José Luís Sábas y Jon Sánchez? Todos ellos poseídos por un entusiasmo por la muerte pública de indefensos toros, cuya sangre empapa sus retinas y la brutalidad sus conciencias hasta convertirlos en seres atrofiados sensitivamente. Esta patética lista de individuos, todos del PNV, incapaces para realizar el menester que una ciudadanía espera de ellos, han sido en realidad encubridores durante estas últimas décadas de una de las más brutales acciones de destrucción y desaparición del patrimonio cultural, especialmente el arquitectónico, que se haya cometido en una ciudad europea en tiempos no bélicos. La famosa frase romana alusiva a la destrucción de la ciudad, Quod non fecerunt barbari fecerunt Barberini, que se refería a que lo que no destrozaron los bárbaros lo destruyeron los Barberini, prestigiosa familia papal, en Euskal Herria puede traducirse en un sentido realista por «lo que no destruyeron los fascistas (1936-1975) lo demolieron los nacionalistas del PNV».