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Bruselas indica que la seguridad del juguete recae en los Estados y empresa

La Comisión Europea reiteró que la responsabilidad de vigilar que los productos que se ponen en el mercado europeo son seguros recae en los Estados, de forma que en casos como el actual de los juguetes de Mattel son ellos o la propia compañía los únicos responsables de detectar «los incidentes de seguridad». Notificó a los gobiernos de la UE de la posible existencia de artículos tóxicos de Mattel fabricados en 2002.

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GARA | BRUSELAS

La portavoz comunitaria, Antonia Mochan, manifestó que la función del Ejecutivo comunitario se limita a coordinar las alertas que deben dar los Estados miembros o los propios fabricantes sobre «incidentes» hallados en los productos que se comercializan en el mercado europeo.

Mochan aseguró que el sistema funciona, aunque admitió que «no podemos controlar todos los productos que se ponen en el mercado». Por el contrario, afirmó que «tenemos un sistema muy eficiente que asegura que cualquier producto no seguro que está en el mercado (de la UE) es retirado rápidamente».

Por segunda vez en un mes, Bruselas activó ayer su sistema de alerta rápida ante productos tóxicos (RAPEX) para informar a los 27 Gobiernos de la decisión que notificó Mattel a las autoridades británicas de retirar del mercado juguetes fabricados en China pintados con sustancias con niveles de plomo superiores a los permitidos o provistos de pequeños imanes que podrían provocar graves daños si son ingeridos o aspirados por los niños más pequeños. Las partidas de estos últimos artículos magnéticos abarcan productos fabricados entre 2002 y 2007.

China, por su parte, ordenó impedir la entrada de tres tipos de galletas de una subsidiaria de la empresa estadounidense Sopas Campbell, argumentando que tiene excesivos niveles de aluminio.

Juguetes vendidos

Una de las notificaciones de retirada afecta a juguetes magnéticos fabricados entre enero de 2002 y el 31 de enero de 2007, incluidos varios Polly Pocket, Doggie Day Care, muñecos Batman y accesorios y partes de Barbie&Tañer, que «podrían liberar pequeños y potentes imanes que podrían ser ingeridos o aspirados por los niños pequeños o introducirse en sus narices y oídos».

La ingesta de más de uno de estos imanes podría causar «una perforación intestina, infección u obstrucción que podría resultar fatal», explica la Comisión, que añade que su llegada a los pulmones por aspiración «requiere cirugía inmediata» y que en oídos y narices «pueden provocar inflamación y pueden ser difíciles de retirar».

«La mayoría de los 18,2 millones de artículos de este tipo que Mattel ha reclamado en todo el mundo ya han sido vendidos», indicó la Comisión, que recordó que en noviembre del año pasado la compañía ya realizó «otra retirada voluntaria» de estos juguetes.

La segunda notificación afecta a uno de los modelos de coches de la línea Cars, llamado Sarge, fabricados entre mayo y julio de 2007 y en los que se han hallado «niveles ilegales». La cantidad de productos retirados en todo el mundo es de 436.000, de ellos 253.000 en Estados Unidos y 183.000 en el resto del mundo, incluida la UE.

En este contexto, Mochan recordó que la vigilancia del mercado corresponde a los Estados miembros y a sus instituciones estatales y que la Comisión se limita a trabajar con ellos «en términos de información comercial». Junto a las competencias de las autoridades estatales, las empresas productoras también pueden, como es el caso de Mattel, decretar «una retirada voluntaria» de algún producto cuando se descubre que no es seguro para el consumidor.

Los datos de la Comisión indican un incremento del número de notificaciones de «incidentes» de este tipo, con casi un empate entre el número de notificaciones que hacen las autoridades estatales y las que hacen las propias empresas productoras, con tendencia al alza de estas segundas.

«La sensación es que tenemos un sistema que funciona extremadamente bien», dijo Mochan, que recordó que hace unos meses la comisaria de Protección del Consumidor, Meglena Kuneva, apuntó que «todo el sistema descansa en mejorar la vigilancia por parte de las autoridades para asegurar que los productos en el mercado son seguros y, mientras tanto, por parte de los productores, como en este caso Mattel, que cuando tengan una preocupación informen a todos los consumidores», indicó.

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Mochan que precisó la diferencia que existe entre la obligación que tienen autoridades estatales y empresas en garantizar la seguridad de los productos y el hecho de que éstos estén etiquetados con la marca CE, que «indica la conformidad de un producto con las obligaciones comunitarias que incumben al fabricante» en lo respectivo a «diseño, fabricación, comercialización y puesta en servicio de un producto».

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha cuestionado la marca CE como garantía de seguridad y Mochan reiteró que este distintivo no es una «regla de seguridad».

«De momento, las marcas de seguridad son nacionales, no hay un sistema europeo para esto», indicó y señaló que «la marca CE dice que el producto cumple con las reglas para que este producto llegue al mercado europeo», aunque «evidentemente, hay un solapamiento entre estos dos aspectos».

Que un producto esté etiquetado con la marca CE «significa que el productor dice que el juguete corresponde a las reglas que fija la directiva», en este caso, de juguetes, que prevé que, en caso de que se demuestre lo contrario, «hay una vigilancia para asegurar que el productor o bien ha cambiado el producto o ha dejado de producir».

«Atacan sin fundamento la calidad general de los productos chinos»

Pekín arremetió ayer contra las críticas «irresponsables» sobre sus exportaciones por parte de la prensa extranjera y defendió sus estándares de seguridad, tras la retirada de millones de juguetes fabricados en China para la estadounidense Mattel.

«Hay algunos medios y personas irresponsables que atacan sin fundamento la calidad general de las mercancías chinas, citando problemas con productos específicos», manifestó en una rueda de prensa el portavoz del ministerio de Comercio, Wang Xinpei. Acusó a los medios de utilizar «casos individuales» para describir la «situación general» y aseguró que «no son racionales y algunos son incluso malintencionados. «El Gobierno chino se opone firmemente a las acciones de esta gente irresponsable», manifestó.

Según el portavoz del ministerio de Comercio, es normal que surjan problemas de seguridad con el drástico incremento anual de las exportaciones chinas, aunque no se pueden aplicar a toda la industria del país. «La mayoría de las exportaciones chinas son seguras», destacó Wang Xinpei en declaraciones a la prensa.

«Este tipo de situaciones no reflejan una política orientada hacia ello, sino que se trata de casos aislados que tienen que ser corregidos», señaló a Efe el diplomático peruano Juan Carlos Capuñay, subdirector ejecutivo del Foro Económico Asia Pacífico (APEC), que participa en Pekín en una reunión del grupo.

China debe «hacer ajustes en sus industrias y los está haciendo», afirmó el dirigente del Foro Económico Asia Pacífico, cuyos miembros representan a casi la mitad del comercio mundial.

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Encontronazos y desacuerdos en el sector comercial

El anuncio de la retirada de juguetes potencialmente peligrosos fabricados en China para la multinacional estadounidense Mattel fue respondida por el gigante asiático con la prohibición de la entrada en su mercado de de tres tipos de galletas de una subsidiaria de la empresa estadounidense Sopas Campbell, argumentando que tiene excesivos niveles de aluminio.

El tráfico comercial entre China y EEUU, uno de sus principales socios comerciales, no está exento de encontronazos, cuando no abiertos enfrentamientos. Hace dos años, ambas potencias y la UE protagonizaron una «guerra» en el sector del textil, cuando el Acuerdo Multifibra, que había regido el comercio internacional durante más de cuatro décadas, llegó a su fin y cerró el ciclo de las cuotas internacionales al comercio textil. Tras negociaciones intensas, alcanzaron un acuerdo que no satisfizo a la asociación europea del textil, incapaz de competir en productos de bajo coste. Pese a la crisis, el comercio textil chino creció un 20% ese año.

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