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Tragedia en perú tras el terremoto

Un fuerte terremoto provoca la tragedia en la costa de Perú

Dos eternos minutos de temblor sísmico sacudieron la tarde del miercoles la costa de Perú. El terremoto dejó paso a la desolación: centenares de muertos y más de un millar de heridos, según los primeros balances, y un sinfín de edificios reducidos a escombros. Se calcula que alrededor de 80.000 personas resultarán damnificadas por el seísmo. Hospitales, líneas telefónicas, carreteras... el caos se ha apoderado de una amplia región de la costa del Pacífico.

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GARA | LIMA

Un terremoto de 7,9 grados en la escala Richter que se prolongó durante dos minutos sacudió el miércoles a las 18.41 (1.41 del jueves en Euskal Herria) la costa peruana y provocó al menos la muerte a 500 personas y dejó más de un millar de heridos, según los datos aportados por las autoridades del Estado andino durante la jornada de ayer. La Organización de Naciones Unidas (ONU) cifró entre 400 y 500 el número de muertos y en 1.500 los heridos registrados como consecuencia del terremoto, basando sus cifras en datos ofrecidos por la Autoridad Nacional para la Gestión de Desastres de Perú. Los bomberos hablaban de 500 fallecidos.

No obstante, el número de personas muertas y heridas es aún provisional. Todavía servicios de emergencia y vecinos se afanaban rastreando los escombros en busca de supervivientes y nada se sabía acerca de varias poblaciones rurales y de las consecuencias que el terremoto ha tenido en ellas, ya que aún no se ha podido acceder a esas zonas.

Además de los daños personales, el seísmo ha provocado grandes daños materiales, por lo que el Instituto Nacional de Defensa Civil cifra el número total de damnificados en 80.000 personas.

El epicentro del fuerte terremoto, que provocó una alerta de tsunami en el litoral del Pacífico sudamericano y se sintió en los estados vecinos, se ubicó en el mar, a 167 kilómetros al sur de Lima y frente a las costas de la ciudad de Pisco, que cuenta con unos 130.000 habitantes.

Precisamente, las urbes de Ica, Pisco, Chincha (departamento de Ica) y Cañete (departamento de Lima) resultaron las más afectadas, mientras que la capital, Lima, también se estremeció dando paso a un estado de pánico entre la población que abandonó apresurada sus hogares y lugares de trabajo, y en algunos casos pasó la noche en las calles.

En Pisco, según las autoridades locales, cerca del 80% de los edificios se han venido abajo. Los bomberos concentraban ayer sus esfuerzos en la catedral de San Clemente, que se derrumbó por completo mientras se celebraba una misa a la que asistían cientos de feligreses. En la sede municipal se acumulaban decenas de cadáveres que no pudieron ser trasladados a la morgue por falta de capacidad, y otros tantos estaban esparcidos por las calles. En la población de Ica, el 40% de la ciudad ha sufrido daños severos, por lo que el panorama es desolador y la desesperación es generalizada. Según informaron varias emisoras de radio, la gente permanecía en las puertas de sus viviendas tras el seísmo y las numerosas réplicas que no cesaban. El estadio de la ciudad se ha habilitado como albergue. Mientras, en Chincha, casi el 60% de las casas, los establecimientos públicos y los locales privados están destruidos.

En las citadas tres ciudades gran parte de los postes de luz se vieron afectados por lo que no cuentan con electricidad, situación que podría prolongarse durante días.

Además de en el tendido eléctrico, el terremoto también ha ocasionado problemas en el suministro de agua, que hasta el momento permanecía cortado, debido al colapso de los desagües y a la falta de energía, lo que podría ocasionar problemas graves de sanidad.

Hospitales saturados

Nada más producirse el terremoto, los hospitales del departamento de Ica comenzaron a recibir un goteo incesante de heridos. Los centros se colapsaron por la gran cantidad de personas que iban albergando. Las habitaciones de tres hospitales y un policlínico de la zona quedaron repletos, por lo que numerosos heridos fueron atendidos en los pasillos o algún otro espacio libre, según informó el director del Hospital Regional de Ica, Máximo Ecos Lima, que hizo un llamamiento para pedir material médico para asistir a los heridos. Además, precisaban de helicópteros para trasladar a Lima a por lo menos 40 heridos graves que requerían atención especializada.

El movimiento sísmico afectó considerablemente a las carreteras y demás infraestructuras, que sufrieron graves daños. Por ejemplo, todos los vuelos entre Santiago de Chile y Lima tuvieron que ser cancelados tras detectarse daños en el aeropuerto internacional Jorge Chávez de la capital peruana.

La Marina de Guerra, por su parte, dispuso el cierre de seis puertos, cuatro caletas, un puesto de control y un terminal multiboyas de cuatro departamentos de Perú como medida de prevención ante el fuerte oleaje registrado tras el terremoto y debido a las réplicas.

Y es que un movimento de 5,2 grados en la escala Richter se registró a las 10.11 en el mismo área en la que se produjo el terremoto de mayor intesidad, según informó el Servicio de Vigilancia Geológica de Estados Unidos.

Un portavoz de la Dirección de Hidrografía y Navegación informó de que en Lambayeque se cerraron los puertos de Pimentel y Puerto Eten, la caleta de San José (Pimentel) y el puesto de control de Santa Rosa (Pimentel). Además, en el departamento de Ancash se cerró el puerto de Huarmey y en el departamento de Lima los de Huacho, Supe y Callao, así como la caleta Carquín (Huacho) y el terminal multiboyas de Paramonga.

Mientras, en el departamento de Tacna se cerraron hasta nuevo aviso las caletas Morro Sama y Vila Vila, según informó la Marina de Guerra en un comunicado.

Colapso comunicativo

El caos, el miedo y la incertidumbre se apoderaron de los vecinos y vecinas afectados, así como de sus allegados. Tanto es así que las líneas telefónicas se colapsaron inmediatamente y las emisoras de radio se convirtieron en un medio de enlace entre los peruanos que llamaban desde distintos lugares del país para tener noticias de sus familiares.

Telefónica de Perú pidió a la población que sólo realizase llamadas de emergencia para evitar que se congestionase la red ya que se estaba registrando una cantidad excesiva de tráfico telefónico en todo el país. «Es necesario evitar que la red se congestione y dar prioridad a la comunicación con las zonas más afectadas por el lamentable terremoto ocurrido en la víspera en nuestro país», indicó la filial peruana de la multinacional Telefónica.

La compañía precisó que todavía continuba trabajando para estabilizar las redes de comunicación, a pesar de que había un «severo impacto» en las infraestructuras, sobre todo en la costa central del país.

De ese modo salía al paso de las declaraciones realizadas por el presidente de Perú, Alan García, que mostró su preocupación por el colapso del servicio de comunicaciones tras el fuerte terremoto y pidió que se abriese una investigación en contra de Telefónica. Según el presidente, la filial de Telefónica en Perú debería tener mayor capacidad de reserva ya que, según dijo, está operando en un país sísmico.

Y es que los movientos sísmicos son habituales en el Estado andino. El de ayer fue, sin embargo, de una intensidad inusual. El último gran terremoto fue registrado en Perú en junio de 2001, ocasión en la que murieron 115 personas, 1.389 resultaron heridas y 53 desaparecidas, y hubo cuantiosos daños materiales. Un seísmo que también se cebó con el sur del país.

En aquella ocasión la tierra empezó a temblar a las 15.40 horas del 23 de junio, la magnitud del terremoto fue de 6,9 grados en la escala de Richter y los principales departamentos afectados fueron Arequipa, Ayacucho, Moquegua y Tacna.

Aquel temblor tuvo una duración de dos minutos y entonces se consideró como el más violento registrado en Perú desde 1996, que también se sintió en Lima, el norte de Chile y en la parte central de Bolivia.

Pero, sin duda, lo que los peruanos no habían olvidado todavía son las consecuencias del terremoto que tuvo lugar el 31 mayo 1970, con una magnitud de 7,5 grados en la escala, y que dejó más de 75.000 muertos en la región de Ancash y varias provincias de Huánuco, norte de Lima y La Libertad.

Organismos internacionales y estados ofrecen su ayuda

La ONU puso ayer en estado de alerta a toda su red de acción para casos de desastres naturales, en especial un grupo de búsqueda y salvamento que estaba listo para trasladarse a Perú si el Gobierno de ese país solicitaba ayuda tras el terremoto sufrido. La portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA, por sus siglas en inglés), Elysabeth Byrs, explicó que estaban «en estrecho contacto con las autoridades peruanas y a la espera de más informaciones».

Desde Euskal Herria, entre 15 y 17 personas de Mugarik Gabeko Suhiltzaileen Batasuna tenían previsto partir anoche mismo al país sudamericano para colaborar en las labores de salvamento. El grupo estaría constituido al menos por cuatro guías que tienen perros especializados para encontrar personas bajo los escombros, diez expertos en rescate, un médico y un enfermero. Además, iban a llevar alrededor de 2.000 kilos de material, sobre todo herramientas de limpieza e instrumentos para alumbrar durante las labores de rescate nocturnas.

En Estados Unidos, el Gobierno estaba preparado «para proveer asistencia de acuerdo con las necesidades que identifiquen el Gobierno de Perú y los equipos estadounidenses allí». De esta forma, se sumó a la numerosa lista de países y organizaciones internacionales que ofrecieron ayuda al Gobierno del presidente Alan García. Por ejemplo, en Chile, la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior estaba posibilitando que los peruanos residentes en el país se comunicasen con sus familias. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, también ofreció su colaboración a las autoridades peruanas.

La ONG Telecom sin Fronteras, especializada en el establecimiento de telecomunicaciones de urgencia, anunció desde su sede central en Pau que enviaba una primera ayuda; desde la base que tiene en Nicaragua se iban a transferir equipos para la comunicación por satélite y otros de tipo informático.

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Pisco, una ciudad que amaneció desolada

En las horas posteriores al seísmo vecinos y vecinas de Pisco, ubicada en la costa meridional de Perú y una de las ciudades más afectadas, fueron poco a poco conscientes de la magnitud del temblor y de sus consecuencias.

Decenas de cadáveres cubrían las calles de esta población de 130.000 habitantes, muchas casas habían quedado reducidas a escombros, los hospitales se hallaban desbordados: un caos total reinaba ayer en Pisco.

Con ayuda de una pala, mimebros de los servicios de emergencia y vecinos se afanaban en descubrir cuerpos bajo las ruinas que cubrían esta ciudad costera, situada a 240 km de Lima, devastada en un 70% según las autoridades locales.

Símbolos de la desolación, las ruinas de la iglesia de San Clemente, casi completamente destruida, entre cuyos restos se buscaban febrilmente supervivientes. La cúpula se hundió sobre el fieles en plena misa.

Poco a poco, se extendían sobre las aceras decenas de cadáveres, apenos cubiertos por una simple sábana. «Hay muchos muertos en la calles. Yo he tenido que ayudar a sacar a algunos de mis familiares de los escombros», relataba entre lágrimas uno de los habitantes de Pisco, que había perdido a consecuencia del tremendo terremoto a su suegra y a la cuñada de su hermano.

Otro ciudadano se mostraba angustiado al no conocer el paradero de su madre y su hermana, que todavía no habían llegado a Pisco. «Lo más probable es que estén varadas en la carretera, pues la vía se ha cerrado debido a la caída de algunos puentes», explicaba.

Búsqueda incesante

Los vecinos y vecinas de la localidad que deambulaban de un lado para otro en busca de sus allegados coincidían en la necesidad de ayuda urgente para recuperar los cuerpos que se hallaban bajo los escombros, así como para atender a la población. «La gente duerme en las calles y una parte del hospital se ha derrumbado», añadía otro vecino.

El alcalde de Pisco, Juan Mendoza, también hizo un llamamiento urgente al Gobierno peruano. «Tenemos cientos de muertos yacentes en las calles, cientos de heridos en los hospitales. Es completamente indescriptible. La ciudad se devastó al 70%», relataba estremecido el alcalde «No tenemos agua, no tenemos comunicaciones, las casas se hunden, las iglesias se destruyen», continuaba su relato entrecortado.

Además, la ciudad segía inmersa en la oscuridad debido al corte de fluido eléctrico, lo cual dificultaba aún más si cabe las labores de rescate. «No veo a los bomberos, todo está a oscuras», indicó otro ciudadano, que se mostraba tremendamente asustado porque las réplicas del terremoto seguían sintiéndose horas más tarde.

En la ciudad vecina de Ica, el alcalde, Mariano Nacimiento, también pedía ayuda insistentemente: «Necesitamos medicamentos, tiendas de campaña, comida y toda la ayuda que se pueda aportarnos». «Estamos en pleno trabajo, venimos en tren de visitar los barrios donde hay víctimas, y la ayuda del Gobierno es importante para todos ellos», puntualizó.

En esta ciudad, el director del hospital regional, Máximo Ecos Lima, pidió el envío urgente de tiendas para dar los primeros cuidados a los heridos, así como refuerzos de personal médico.

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