Robert Pastor 2007/8/14

Por una vez no ha parecido ni extraño, ni fruto de manipulación interesada, que los medios estatales olvidasen la conmemoración del primer aniversario del plebiscito que refrendó el nuevo y actual Estatut, si el Tribunal Constitucional no decide rematarlo tras el análisis de los siete recursos, siete, presentados en contra.

Nada anormal, porque tampoco se ha celebrado en Catalunya, más allá de referencias de los líderes de guardia en los diferentes partidos, dadas las vacaciones de los titulares. Y porque, además del futuro incierto, en poco o en nada ha mejorado la realidad en términos de política autónoma, que lo de soberanía sigue siendo tan utópico como aquella frase del entonces president Maragall, según la cual, el texto dejaba en residual la presencia del Estado en el Principat. (...)

Por fin se dignó aparecer sobre el terreno la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, inexplicable superviviente al reciente lanzamiento de lastre que hizo ZP de su gobierno. Ella venía a repetir y consagrar las peticiones desvergonzadas de los responsables de Adif y Renfe a los usuarios afectados por el desastre ferroviario: que tengan paciencia. Al menos uno de los subordinados de la ministra añadió «aunque ya sé que a muchos se les ha acabado».

La culpa es de las tormentas, de los objetos que caen a las vías, de suicidas a coches, y hasta de los ladrones de cable de cobre, que han afanado ni más ni menos que 27 kilómetros de ese material. Todo se arreglará, dicen, en diciembre, cuando haya llegado el AVE y, por tanto, acabado sus obras de construcción. Debe ser éste el único país donde construcción y funcionamiento normal de infraestructuras resultan incompatibles. Y sí, en enero, puede que se cumpla el anuncio de Zapatero y se transfiera la red de cercanías a la Generalitat (...).

Y a pesar de todo, Catalunya sigue siendo con gran diferencia la zona del Estado donde llegan más turistas. Ese sí es un verdadero milagro catalán... mientras dure.