Al menos quince personas murieron ayer y 26 resultaron heridas en un ataque con coche bomba perpetrado al paso de un convoy de la empresa estadounidense de seguridad US Protection and Investigations -integrada por mercenarios-, en Kandahar, al sur de Afganistán. Once de los fallecidos y veinte de los heridos eran civiles, el resto, guardias.

El convoy se encontraba en la carretera que se dirige al distrito agrícola de Zehri, cuyo gobernador, Khairuddin, y tres de sus cinco hijos, menores de diez años, fallecieron la víspera en otro ataque suicida.

Ayer, el kamikaze lanzó su vehículo al paso del convoy contra un camión cargado de madera que ardió inmediatamente. La explosión destruyó también un microbús que transportaba a trece civiles y que circulaba en sentido contrario.

Llamamiento a la «jihad»

También ayer, el mulah Omar hizo un llamamiento a la unión de los afganos para expulsar a los extranjeros del país. En un comunicado firmado por el mulah Omar y difundido la víspera de la fiesta de independencia del país de Gran Bretaña, éste instó a los afganos a «dejar de lado todos nuestros desacuerdos internos, regionales y lingüísticos, para unirnos contra el enemigo» en una «guerra santa» contra los nuevos invasores.

El Gobierno alemán, por su parte, confirmó ayer el secuestro en Kabul de una ciudadana alemana, trabajadora de la organización de ayuda humanitaria cristiana Ora Internacional.