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Erdogan exige al Ejército que deje de intervenir en la vida política turca

El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, lanzó anoche una dura advertencia contra el Ejército de su país, al que reclamó que permita al ministro de Asuntos Exteriores en funciones, Abdullah Gül, ser proclamado presidente de la República, y que deje de intervenir en la vida pública. La prensa local coincide en que el candidato del gobernante AKP será nombrado jefe de Estado en la tercera votación parlamentaria, dentro de una semana.

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Ildefonso GONZÁLEZ |

«No podemos dejar que las Fuerzas Armadas se entrometan en los asuntos políticos. Todas las instituciones de Turquía actúan según la definición de sus tareas que recoge la Constitución (...) ¿Está definida la Presidencia en la Constitución turca? Sí. ¿Cumple el señor Gül con las exigencias de la Presidencia? Sí. Entonces, no hay ningún problema y la discusión se ha terminado», declaró Recep Tayyip Erdogan en una entrevista ofrecida a la cadena de televisión turca Kanal D.

«Para nosotros, las Fuerzas Armadas son sagradas. (pero) Ellos tienen sus propio sitio y los políticos tenemos otro en democracia», agregó para no herir aún más las susceptibilidades del Ejército turco, protagonista de tres asonadas en la historia reciente del país euroasiático (1960, 1971 y 1980).

Asimismo, Erdogan hizo una cerrada defensa de Gül, candidato del gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (el islamista moderado AKP) a la Jefatura de Estado. «Elegiremos al candidato más apto para presidente. Elegiremos a la única persona con la mayor capacidad para representar a Turquía», apuntó.

En este sentido, reiteró que Abdullah Gül dejará de lado su filiación política cuando se convierta en presidente. «Será el presidente de todos los turcos desde todos los segmentos. Aquellos que denuncian que Gül no puede ser su presidente deberían abandonar Turquía», amenazó Erdogan.

La opinión del Ejército

El Ejército se ha manifestado en contra de que Abdullah Gül sea presidente en diversas declaraciones formuladas durante los últimos meses. La más clara tuvo lugar el pasado 27 de abril, cuando hizo público un comunicado en su página web en el que señalaba que se habían producido intentos de socavar el secularismo.

El boicot del establishment laico al nombramiento de Gül en las elecciones presidenciales de abril y mayo sumergió a Turquía en una grave crisis institucional que obligó al Gobierno a anticipar los comicios legislativos al 22 de julio. El AKP de Erdogan salió reforzado de la cita electoral con casi un 47% de los votos.

En esta ocasión, el Ejército ha decidido no inmiscuirse en las presidenciales, si bien ha dejado claro que el futuro jefe de Estado debe ser leal a los valores constitucionales «en las palabras y en los hechos». «La tienda está cerrada. No hablaré más, porque cuando lo hago, soy malinterpretado», apostilló la semana pasada el jefe del Estado Mayor turco, el general Yasar Buyukanit.

Sin embargo, no son pocos en Turquía los que siguen temiendo una nueva injerencia del Ejército en la vida pública. Ayer, el diputado y ex primer ministro Mesut Yilmaz alertó a Gül de que, si no consigue «unir» a la sociedad turca, podría enfrentarse a un golpe de Estado.

Abdullah Gül no consiguió ayer la mayoría de dos tercios del Parlamento para ser proclamado presidente en la primera ronda de votaciones, aunque se quedó a tan sólo 26 votos. En la siguiente sesión, el próximo viernes, el ministro seguirá necesitando el apoyo de 367 diputados. Sin embargo, en la siguiente sesión, le bastará con una mayoría absoluta simple de 276 parlamentarios, una cifra más que asequible a tenor de los 341 escaños con que cuenta el AKP en el hemiciclo. La prensa local coincidió ayer en que, después de la votación de ayer, Gül está cada vez más cerca de ocupar el Palacio de Ankaya, la mansión de los presidentes en Ankara. «Con una pierna en el Palacio presidencial«, tituló el «Hurriyet». Mientras, el liberal «Sabah» consideró que «se acabará el 28 de agosto», en referencia a la más que probable elección de Abdula Gül en la tercera votación. «No hay sorpresas, el proceso continúa», valoró por su parte el conservador «Turkiye».

Referéndum y Constitución

En su entrevista de anoche, Erdogan recordó además que Turquía celebrará un referéndum el próximo 21 de octubre en el que la población decidirá si elige a su presidente en las urnas o sigue delegando su nombramiento en el Parlamento.

En el caso de que saliera aprobada la primera opción, el mandato del jefe de Estado quedaría reducido de siete a cinco años, prorrogable a un segundo lustro, y la duración máxima de cada legislatura pasaría de cinco a cuatro años.

Por otra parte, el primer ministro recuperó su promesa electoral de elaborar una «Constitución civil» durante la próxima legislatura. La actual Constitución turca data de 1982, cuando el país estaba regido por una junta militar. Erdogan prometió que en la redacción de la nueva Carta Magna participarán «varias organizaciones» y que se organizarán «encuentros internacionales y simposios» para darle forma.

Al respecto, Recep Tayyip Erdogan adelantó que no existe ninguna razón para «tener miedo» de la nueva Constitución, ya que «los cuatro primeros artículos seguirán siendo los mismos». Uno de los puntos más polémicos de dicho texto es el segundo artículo, según el cuál la República de Turquía es «leal al nacionalismo de Atatürk», el fundador de la Turquía moderna en 1923.

 
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