Texas aplica su 400 pena capital al ejecutar a Conner y Japón ahorca a otros tres reos
GARA |
El preso Johnny Ray Conner, condenado a la pena capital por la muerte de una mujer en 1998, fue ejecutado ayer en Texas, con lo que se convirtió en el reo número 400 al que se le aplica la pena máxima en este Estado desde que el Tribunal Supremo permitiera su reinstauración en 1976.
La Unión Europea, que se opone la pena capital y la prohíbe en sus 27 Estados miembros, dirigió una insólita -por poco habitual- petición directa al gobernador texano, Rick Perry, para que detuviera la ejecución de Conner, de 32 años, y se impusiera una moratoria a la pena de muerte. Sin embargo, el portavoz de Perry, Robert Black, respondió que Texas «decidió hace tiempo que la pena de muerte es un castigo justo y apropiado para los más horribles crímenes cometidos contra nuestros ciudadanos».
Antes de morir, Conner, que siempre defendió su inocencia, pidió repetidamente perdón y expresó su amor a su familia y a la familia de la víctima que asistió a la ejecución. «Lo que me sucede es injusto y el sistema está roto», afirmó.
La de Conner no fue la única ejecución que se produjo ayer. El Ministerio de Justicia japonés informó de que tres presos del corredor de la muerte fueron ejecutados. Una fuente anónima del Ministerio precisó que los presos fueron ahorcados, pero declinó facilitar las identidades de los ejecutados.
Sin embargo, la agencia de noticias nipona Kyodo News informó de que se trata de Hifumi Takezawa, de 69 años; Yoshio Iwamoto, de 63; y Kozo Segawa, de 60. Todos ellos estuvieron implicados en casos de muerte y dos de ellos, también, en delitos de robo, según datos de Amnistía Internacional.