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ATLETISMO Campeonatos del Mundo - Osaka'2007

Gay entiende mejor que Powell el momento decisivo

El velocista de Kentucky gana los 100 metros y derrumba al recordman, también superado por Atkins

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Miren SAENZ | DONOSTIA

Tyson Gay es el nuevo campeón de los 100 metros después de imponerse en el duelo más esperado de los Campeonatos. La gran promesa de la velocidad terminó de confirmarse en el momento decisivo y ante Asafa Powell, el mismo que en tres ocasiones ha calcado el récord mundial (9.77).

El oro regresará a Estados Unidos porque las esperanzas de que volara rumbo a Jamaica se esfumaron con el derrumbe del plusmarquista, que tras una buena salida que le mantuvo en cabeza durante 60 metros perdió gas en cuanto notó el aliento de Gay, por la calle 5, justo la de al lado. «Un par de errores me han impedido ejecutar mis planes. Estaba preparado, en gran forma. Cuando vi que llegaba a mi altura las cosas empezaron a ir mal para mí», reconoció Powell. El golpe fue mortal hasta el punto de que el jamaicano se vio desplazado al bronce por Derrick Atkins, que con sus 9.91 estableció un nuevo récord para Bahamas.

Powell llegó como pudo en 9.96 y ninguno más de los invitados a una final que aglutinó a atletas que representaban a ocho nacionalidades consiguió bajar de 10 segundos. Así que las maravillas de esa pista rápida pensada para los velocistas, el calor asfixiante de Osaka, el recuerdo por cercanía de Tokio'91 y la magia que precede a la puesta en escena de los 100 metros, que por primera vez consiguió llenar el estadio Nagai, no terminaron con el tesoro de Powell pero le depararon una inmensa decepción.

Pocas veces un bronce ha confirmado tanto y ha valido tan poco. Se trata del primer metal en la cuenta del jamaicano que perdió una nueva oportunidad, y van demasiadas, para alguien de su talento. Lesiones, errores y alguna descalificación en los momentos determinantes, en lugares como París o Atenas, no le han permitido empezar a labrarse ese palmarés con el que sueñan los grandes.

Gay, por el contrario, ya ha tomado nota. Lo hizo ayer, corriendo una centésima por encima de su marca personal (9.85), peleando en el momento clave, aguantando la presión y los nervios. El festival para él acaba de empezar, le esperan los 200, donde todavía es mejor y el relevo, que le encanta. Las instrucciones que su entrenador de siempre Lance Brauman -a punto de salir de la cárcel- le envía vía emails han funcionado.

Aunque su ídolo sea Mo Greene -alguien que posee el triplete al que aspira Gay- y esté asesorado por Jon Drummond, el hombre que domina la velocidad en 2007 tiene poco que ver con la anterior generación de velocistas estadounidenses, fanfarrones y maleducados.

Gay no intimida, es un tipo respetuoso que asegura cumplir sus obligaciones como padre ayudando a su hija de 6 años a hacer los deberes y acompaña a su abuelo de pesca. El sprinter de Lexington (Kentucky) tiene 25 años, los mismos que Powell, unas arraigadas creencias religiosas, como Powell, aunque desde ayer posee un oro que ya no tendrá el de S. Catherine.

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