Shinzo Abe, primer ministro de Japón, acometió ayer una reforma parcial de su Gabinete, con la que busca mejorar su imagen y recuperar la confianza del electorado tras las últimas sospechas de corrupción gubernamental y las críticas por la reacción del Gobierno ante el terremoto que azoto la isla a principios de julio. Lejos de plantearse la dimisión, como le exige la oposición, el primer ministro nipón insiste en superar la crisis abierta tras la derrota electoral de su formación, el Partido Liberal Demócrata (PLD), en las elecciones de julio.

Abe ha optado por ofrecer una serie de caras que no son totalmente nuevas -aunque sí en su Gabinete-, ya que varios ocuparon responsabilidades en el Ejecutivo de su predecesor Junichiro Koizumi (2001-2006), después de haberse tomado un mes para decidir los titulares de las carteras de Asuntos Exteriores, Finanzas, Sanidad y al portavoz del Gobierno.

La remodelación implica la salida de su Gabinete de algunas personalidades clave. El hasta ahora titular de Asuntos Exteriores, Taro Aso, será el nuevo secretario general del PLD, y el ministro portavoz, Yahuhisa Shiozaki, abandonó el Ejecutivo.

Aso fue sustituido por el experimentado Nobutaka Machimura, que ya estuvo al frente de Exteriores con Koizumi, mientras que Shiozaki fue reemplazado por Kaoru Yosano, ex ministro de Educación.

Para la cartera de Finanzas, Abe designó al ex responsable de la Agencia de Defensa Fukushiro Nukaga; para Defensa, a Masahiko Komura, ex titular de Exteriores en los 90 del siglo XX y de Justicia en 2002 y partidario de aplicar una política dura contra Corea del Norte, y para Sanidad, al antiguo comentarista político Yoichi Masuzoe.

Paralelamente Abe remodeló el liderazgo del PLD y nombró a Taro Aso, su amigo y rival político, como secretario general, con la tarea de unificar un partido famoso por sus facciones y vendettas políticas. Con este nombramiento Abe busca lograr un mayor control de la financiación de las campañas electorales y atajar los fallos en la gestión del sistema de pensiones que, en julio, llevaron a la desaparición de los registros de 50 millones de contribuyentes.

Además, varios casos de corrupción han lastrado los apenas once meses de Gobierno de Abe y, el 29 de julio, llevaron al PLD a una histórica derrota en los comicios al Senado, donde perdió la mayoría.