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El momento de unirse y de aislarse de la locura externa

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Joseba ITURRIA

No habrá un caso en el fútbol mundial en el que un primer partido de Liga haya levantado tanta histeria y locura. Basta con entrar al foro donde, entre gente sensata, se despachan unos listos que en muchos casos no necesitan ver un partido para sacar conclusiones de lo que va a resultar toda una temporada y que se esconden en seudónimos e impiden a los que no tenemos ni idea de fútbol conocerles y captar parte de su sabiduría. La histeria supera con creces la del primer partido de hace tres años, cuando Amorrortu se quedó asustado tras empatar con el Levante en Anoeta de la atmósfera en la que iba a tener que desarrollar su difícil papel de crear un nuevo equipo con jóvenes de la cantera dentro de la obligación que -por filosofía y por economía- le encomendó Astiazaran. La historia se repite. Es difícil encontrar en una página web tantas descalificaciones durísimas a los futbolistas por parte de unos listos que quieren cargarse este proyecto bajo la tesis de que con la cantera la Real se va a Tercera. Algunos ven casi una conspiración política, una cruzada en la que los extranjeros pagan los platos rotos del descenso y los guipuzcoanos salen siempre indemnes. Da la casualidad de que hay bastantes guipuzcoanos que han salido de la Real en los años duros como culpables, muchos de ellos tras soportar ambientes hostiles que no han conocido los extranjeros. De los muchos foráneos que salieron sin mediar deseo de renovar del club, y eso que algunos lo hicieron más por razones económicas que deportivas, sólo Juanito y Cifu están ahora en Primera en dos recién ascendidos y Westerveld aguantó un año en Mallorca. Por contra, Aranzabal aguantó tres en el Zaragoza, Gabilondo lleva dos en el Athletic, los mismos que Alberto y Llorente en Valladolid, Aitor está en el Almería, Malonso -como le llaman los listos- ya es titular en el Bolton, Arteta es básico en el Everton y Garrido fijo en el Manchester City. La mayoría de ellos jugaban en la Real por ser guipuzcoanos y eran jugadores de Segunda. Ahora los que hace tres años eran de Segunda, son de Tercera. Como entonces, no sólo se rodea al equipo de desconfianza, también se le sitúa en medio de un cisma institucional con llamamientos a derrocar al Consejo, para lo que sólo hay una forma, que la Real pierda partidos. Son muchos más los que apuestan por el camino elegido que los que lo llenan de minas, aunque se les oiga más. Hace tres años los jugadores fueron capaces de superar el camino minado y lograr el objetivo a falta de cinco jornadas. Aquella referencia debe ayudar a los supervivientes a superar el ambiente negativo que les rodea. Los jugadores deben confiar en ellos, olvidarse de la economía, de la crisis institucional, del ascenso, unirse ante esa locura y ser un equipo, lo que no fueron el domingo.

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